El tour real de los duques de Cambridge ha llegado a su fin. Desde el pasado día 30 de junio, William y Kate recorrieron un total de ocho ciudades canadienses y han desfilado como auténticas estrellas de Hollywood en la gala organizada por la Academia Británica del Cine y Televisón (BAFTA). Su primer viaje ha sido todo un éxito y les ha confirmado como los perfectos representantes de la corona británica.
Son cercanos, cómplices entre ellos y con los demás, divertidos y muy participativos. Su primer viaje ha estado lleno de anécdotas y de imágenes para el recuerdo. Si tienen que vestirse de cocineros y preparar ricos postres, lo hacen. Si van a la isla de Prince Edward y tienen que competir en una carrera de canoas, también. Si tienen que cumplir con la mítica tradición de plantar el árbol del amor eterno en casa del gobernador de Ottawa, más de lo mismo. Y si se van de rodeo a Calgary no dudan en ponerse las botas, los vaqueros, la camisa y el sombrero de cow-boy.
Los duques de Cambridge han triunfado en tierras americanas aunque todas las miradas han sido para Kate. Ha demostrado que tiene una habilidad innata para conectar con la gente y en algunas ocasiones ha dejado a William en un segundo plano. Pero a él no le importa. Mira a su mujer con enorme satisfacción y sabe que forman un buen equipo.
