Es sensible a las agresiones externas y si a ellos le suma una mala alimentación o el poco cuidado a la piel de esa área, definitivamente habrá una alteración de su textura normal produciéndose las molestas ojeras, las temidas bolsas y claro, las inevitables arrugas.
Sin embargo, es esa misma sensibilidad la que permite aplicar en ella los productos adecuados estos sean absorbidos con mayor efectividad y rapidez.
+ A continuación nuestros cuidados recomendados para una mirada de lujo