Una sensación muy similar se experimenta ante el temor de hablar en público. Muchas personas nos comentan que el solo pensar en ese momento, comienzan a experimentar un bloqueo de ideas. De esta manera aún alguién que está preparado, que tiene experiencia en su área, que en otras palabras tiene el derecho de ser escuchado, se encuentra en medio de una multitud… Perdido, en medio de un público al que teme, se siente aislado y puede perder grandes oportunidades, la de trasmitir valiosas ideas, dar aportes de quiénes le escuchan, lograr influir, persuadir e inspirar a los demás a través de sus palabras. Al final, no habrá llegado a su destino, el de llevar a sus oyentes consigo.
¿Qué está ocurriendo dentro de nosotros para temer a hablar en público?
Descartemos primero el miedo natural, que vamos a experimentar cuando estamos mal preparados, el llamado natural de la conciencia. ¡Está bien que nos dé vergüenza hacerlo, cuando estamos por debajo de nuestra capacidad!.
En un estudio de hace 20 años, cuyo autor no recuerdo, pude ver con sorpresa como el temor a hablar en público tenía el segundo lugar entre los miedos de la humanidad, solo superado por ¡el miedo a la muerte! Podemos estar seguros de que la lista para hablar en público no ha estado llena de voluntarios y de que es muy común. Aún más allá, en una reciente investigación de una universidad de California, se enlistaron otra vez los miedos de la humanidad, el miedo a la muerte y a hablar en público tiene nuevamente los primeros lugares en la lista.
Muchas personas pueden experimentarlo, de todas las edades, experiencias y ramas profesionales. Puede sorprenderse con este ejemplo:
Sencillamente podemos tener miedo a hacer el ridículo, a equivocarnos o a no ser aceptados. Creo firmemente que la acción vence el temor, así que veamos algunos consejos para ver qué hacer ante el temor a hablar en público, tomados de Dale Carnegie en su libro "El Camino Fácil y rápido para hablar eficazmente" y de la experiencia de Carnegie Trainers en ese campo:
- Aceptar esas "mariposas en el estómago" como parte del patrimonio del orador. Quiero asegurarte que siempre estarán ahí. Son ese estrés positivo que impulsa a dar la mejor presentación e impide acomodarnos a hacerlo mediocremente, o siempre igual, porque el público será siempre diferente. Por eso nos preparamos para ellos cada vez, con especial interés.
- Ser nosotros mismos. La sensación de autenticidad nos provee de mucha seguridad. Imitar está siempre de más y en este campo es fatal.
- Termino citando literalmente los fundamentos de la comunicación del libro que antes mencioné:
o Habernos ganado el derecho. Por medio del estudio y la experiencia.
o Emocionarnos. Tener sentimientos positivos sobre nuestro tema.
o Deseo. Pasión por proyectar un mensaje a nuestros oyentes.
Un orador le decía al señor Carnegie en una ocasión, que no experimentaba ningún nervio al hablar en público. Ante esta declaración, este maestro de maestros fue a escucharle como parte de su público. Al finalizar, pudo decir que tenía toda la razón, estaba tan fresco como un pepino, ¡porque era aburrido como un pepino! ¡Hablar frente a los demás es y debe ser siempre emocionante!
Mercy Santamaría
Trainer certificada de Dale Carnegie
Tel (504) 2220-6450
mercy@santamaria.com
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