1. Planificas todo (absolutamente todo). Vives con una constante necesidad de cumplir horarios estrictos, anotas absolutamente todas tus tareas y siempre te apegas a esa lista (sin excepción) y de paso, cuando surge un imprevisto te vuelves loca. Si cumples este perfil trata de relajarte, no puedes vivir siempre con el miedo de quedarte atrás o pasar por alto una tarea, aprende a ser más flexible.
2. Te enorgulleces de ser multi tasking. Te jactas de ser una persona capaz de hacer varias cosas a la vez. Con demasiado trabajo y poco tiempo, es fácil pensar que 'eficiente' significa hacer todo a la vez. El que persigue dos conejos no consigue ninguno. Enfócate en tus prioridades y no llenes tu agenda con tareas que al final no podrás cumplir.
3. Siempre quieres ganar. Si te molesta no obtener siempre la mejor nota, ganar un concurso o que los demás logren algo antes que tú definitivamente tienes un problema. ¿Te sientes como un fracaso si no estás en la cima, incluso cuando la única competencia son sus propias expectativas? Es necesario que aprendas a disfrutar del camino más que morir por no estar en el primer lugar. No queremos decir que seas conformista pero el concepto de ser ganador está sobrevalorado, al final de cuentas no implica que serás el más feliz.
4. Tienes un desmesurado deseo de progreso. Las personas altamente estresadas necesitan confirmación de fuentes externas que están haciendo bien y que tienen un buen desempeño. Mueren porque les digan que son extraordinarios y que el ascenso está en camino. Debes hacer tu trabajo bien siempre, independientemente de lo que obtengas a través de ello.
5. Eres incapaz de relajarte. Cuando se acerca el fin de semana no te entusiasma el plan de salir a divertirte sino que empiezas a sentirte culpable y a pensar que esos días representan oportunidad para el "logro" y para "hacer algo". Respira, tómate un break y deja de pensar 24/7 en tu lista de things to do.
6. Te impacientan los retrasos. Cuando estás bajo presión, todo en la vida toma urgencia, pero ese no puede ser el caso de todos los días. Nada es tan urgente como para que no puedas respirar, tomarte un café o charlar un rato con alguien no hará que suceda una tragedia.
7. Nunca tienes tiempo para tus cosas personales. ¿Estás crónicamente atrasado o incumples continuamente tus compromisos familiares o con tus amigos? ¿Tus horarios te causan problemas en las relaciones personales o profesionales? Es tiempo de poner un límite, definir una barrera entre lo profesional y personal y disfrutar de la vida de una vez.
8. No recuerdas la última vez que saliste. ¿Has olvidado lo que es divertirse por diversión? ¿Has 'crecido' tanto que el tiempo de juego realmente te causa ansiedad? Nadie puede vivir completamente entregado a una tarea y dejar de lado el balance que representa salir, disfrutar, simplemente dejarse llevar.
9. Eres un compulsivo del trabajo. ¿Tu oficina te es más familiar que tu casa? ¿Te pierdes lo que de otra manera podrías considerar como 'significativo' en tu vida? Ser un workaholic es una adicción tan dañina como cualquier vicio. Tienes que aprender a desprenderte un poco y apreciar la vida familiar o entre amigos. Hazlo ahora, luego podrías arrepentirte.
10. Siempre estás ansioso. La ansiedad y preocupación te acompañan a todas partes. Ya no disfrutas nada que no sea trabajar o estudiar, que se han convertido de paso en tus principales temas de conversación.
