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Las razones por las que extrañaremos a los Obama

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Barack y Michelle Obama devolvieron el glam a la Casa Blanca y enamoraron al mundo durante los últimos ocho años con su personalidad y espontaneidad. Estilo rinde homenaje a la pareja que todos vamos a extrañar: auténticos, espontáneos, irrepetibles.

12/dic 2016

Supimos que era distinto, no por ser negro (ya otros afroamericanos habían intentado llegar a la presidencia, sin éxito). Barack Hussein Obama era un político diferente, se perfilaba como el gran orador que hoy es. Su campaña no estaba enfocada en él, en sus logros o su carrera, sino en un sueño colectivo, en un 'todos podemos'. 'Yes, we can', y el afiche se hizo mundialmente famoso. Nunca un 'yo, yo, yo', siempre un 'we, our, us'.

Llegó a la arena política un hombre joven, atlético, elocuente, resuelto a tomar las riendas de su país, en el peor momento, la peor recesión. Hablaba mucho de esperanza, de cambio, de unión entre latinos, blancos, negros, veteranos, republicanos, demócratas. Nacido en Hawaii, de madre americana y padre keniano; autor, esposo, padre de dos niñas, fan de los White Sox, asumió el cargo de Presidente de los Estados Unidos de América el 20 de enero de 2009, con 48 años.

En su jardín juegan Bo y Sunny, dos perros de agua portugueses. Y en poco menos de tres meses dejará la Casa Blanca, y su huella en la historia no se puede pasar por alto. Enumerar se nos haría largo: Afganistán, Iraq, Cuba, Bin Laden, todos, capítulos cerrados. También su polémico Premio Nobel de la Paz, su aplaudido Obamacare, su frustración después de cada tiroteo y acto terrorista.

A su lado - y muchas veces, tan protagonista como él - una imponente mujer de brazos torneados, carácter amable, palabras directas, la que han llamado muchos, mom in chief, una Primera Dama fuera de serie. Michelle Robinson, quien fuera primero su jefe, luego su novia y ahora, 'su mejor mitad'.

Esta power couple que trabaja codo a codo, se abraza, se mira con complicidad, ya no vivirá en el 1600 Pennsylvania Avenue de Washington DC.

Todos sabemos que juntos o por separado, han roto cada esquema. Encantan y cautivan. Tan glamorosos como los Beckham, o Amal y George, pero mucho, mucho más grandes por su investidura. Cautivados por su espontaneidad, por haberse mostrado tan humanos y cercanos desde el primer momento, nuestra elección fue 'Barack y Michelle'. (Así a secas, en confianza, como los recordará el mundo).

'Otros dirán que también los Kennedy fueron mediáticos, amados y pasarán a la historia como la familia real de los norteamericanos. De acuerdo, pero hay un candor y una inocencia en los Obama que es difícil comparar'

PERFECTOS, SIN POSES

Al primero que hay que agradecerle todo lo que nos encanta de los Obama, es a Pete Souza, el aplicado fotógrafo de la Casa Blanca que sigue día y noche los pasos del hombre más poderoso del planeta. Este fotoperiodista ha tomado al menos dos millones de fotos de Barack Obama, en actos oficiales, momentos familiares, con sus gestos tan humanos, cotidianos, y de cara a eventos globales.

Por Pete conocimos de Barack su rictus serio y contrariado, reunido con el staff de Seguridad Nacional mientras seguía la captura de Bin Laden, así como su gesto divertido cuando jugaba con niños en la alfombra de la oficina oval, lo mismo que esa mirada llena de ternura, enamorado de su esposa, y las muchas bromas compartidas en los pasillos de Washington con su amigo, Joe Biden.

Souza cumplió esta misma labor durante la administración Reagan, y créame que también tomó excelentes fotos de Nancy y Ronald en ocasiones muy especiales, con la diferencia de que no había Instagram, Flickr ni web que permitiera compartirlas de forma masiva.

Otros dirán 'también los Kennedy fueron mediáticos, amados y pasarán a la historia como la familia real de los norteamericanos'. De acuerdo, pero hay un candor y una inocencia en los Obama que es difícil comparar. Y a diferencia del clan de los Camelot, los Obama han permanecido hasta ahora inmunes al escándalo y la desgracia. Distinto contexto, diferente origen, dos familias singulares, no hay duda. A veces imagino lo bien que se hubieran llevado ese Barack, y ese John.

POP PRESIDENT

Este es el presidente que cuando se va de vacaciones con la familia, comparte públicamente su playlist, o buena parte de él - gracias a ello, sabemos que Barack escucha Manu Chao, Nina Simone, Jay-Z y Pharrell, así como Aretha Franklin, cómo no-. Y mucho se conoce de alguien por lo que lee, así que comparte sus lecturas de temporada (lista que casi equivale a recomendaciones del New York Times). Al ver su lista de clásicos, ficción, actualidad, uno solo se pregunta ¡a qué hora lee! Suele llevarse seis o siete libros para su semana de descanso.

'El carisma de los Obama ha sido el deleite para los medios: que lo digan Jimmy Fallon, Ellen Degeneres, y tantos otros hosts, que los invitaron a sus shows sabiendo que serían un éxito'.

Es evidente que las redes sociales no les son ni indiferentes ni lejanas ni a Barack, ni a Michelle. A ver, todos sabemos que hay un equipo de comunicación detrás de cada post suyo, pero también resulta clarísimo que si revisáramos el iPhone de uno o del otro, cada uno tiene su enlace directo a Twitter, SnapChat, Facebook, para compartir lo que quiera cuando quiera. Es orgánico. Es genuino. Les sale natural: un post, una foto, son de ellos, no de un asistente 'haciéndose pasar por'. Y cuando le toca a un miembro del staff, es una comunicación oficial cuidadosamente elegida, sin romper el estilo de cada quien.

El carisma de los Obama ha sido el deleite para los medios: que lo digan Jimmy Fallon, Ellen Degeneres, y tantos otros hosts, que los invitaron a sus shows sabiendo que serían un éxito, que la frescura de cada uno iba a traer un rating bárbaro, y cualquier reacción y punch line, iba a convertirse en minutos, en el nuevo video viral.Nada como un carpool karaoke para confirmar lo divertida que es la Primera Dama, y lo bien que canta.

'Despierto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos. Y miro a mis hijas, dos hermosas e inteligentes jóvenes negras, jugando con sus perros en el jardín de la Casa Blanca...'

UNA FAMILIA NEGRA EN LA CASA BLANCA

Hasta que Michelle lo dijo en un discurso, no lo habíamos entendido en su dimensión: 'Despierto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos. Y miro a mis hijas, dos hermosas e inteligentes jóvenes negras, jugando con sus perros en el jardín de la Casa Blanca...'.

Lamentablemente los Obama dejan Washington justo cuando las tensiones raciales parecen retomar fuerza en cada rincón. No obstante, sus ocho años habitando esa casa, rompieron paradigmas en todo sentido. Se abrió camino para tantos Baracks, tantas Michelles. Y sin importar el color de piel, demostraron que ser auténticos, genuinamente humanos, es posible en esa capital. Que cambiar el mundo no es una quimera. Y que al hacerlo una familia puede permanecer unida.

Hemos visto crecer a esas dos jovencitas con la mayor naturalidad posible - Malia le ha ayudado a su padre a perfeccionar su español, y Sasha, como cualquier muchacha de su edad, tuvo un trabajito de verano, en una cafetería -.

Sin necesidad de vivir con ellos, uno supone que en esa casa está difícil que a alguna se le suban los humos sin que semejante papá o mamá la aterrice.

Los Obama tratan con cariño a todo mundo, sonríen, bromean en casa y fuera de casa. Ese sentido del humor ha quedado de manifiesto en la famosa cena que ofrece anualmente a la prensa la Casa Blanca: digno de stand up comedy, Barack ha pronunciado algunos de sus mejores discursos ahí. En ese hogar hay risas. Se nota.

'Sería mezquino quedarnos con lo frívolo y decir que lo mejor de Michelle Obama ha sido su buen gusto al vestir, y que ha sido la mejor vestida de las primeras damas'.

MICHELLE, MY BELLE

Hasta en medio de la peor campaña política de la historia reciente, Michelle Obama consigue brillar y darle altura a discusiones que no la tienen. Con su frase 'When they go low, we go high', demostró una vez más cómo una dama puede responder con gracia y elegancia los ataques, vengan de quien vengan.

Sería mezquino quedarnos con lo frívolo y decir que lo mejor de Michelle Obama ha sido su buen gusto al vestir, y que ha sido la mejor vestida de las primeras damas. Quizá lo haya sido, 30 apariciones en traje de gala lo demuestran, y cualquier diseñador de talla mundial se sentiría honrado de vestirla.

Su look rompe con el molde de sus antecesoras: Bárbara Bush, Laura Bush, o la misma Hillary. A sus 52 años, Michelle no es el tipo de mujer que se conformaría con ser el accesorio bonito del mandatario. Esta graduada de Harvard y Princeton ha hecho sentir su voz en materia de derechos de las mujeres, política y salud.

Y sí, también la hemos visto jugando futbol, ha bailado (y qué bien baila), ha hecho push ups en televisión, ha participado en Plaza Sésamo. Todo eso es fácil y divertido, pero se ha tomado muy en serio su cargo al referirse con su propia voz a temas profundos, a reforzarle a las nuevas generaciones de mujeres la importancia de estudiar, ir a la Universidad, forjarse un futuro para ellas mismas.

Michelle tiene una identidad propia, nunca ha caminado a la sombra de Barack: cada uno es exitoso en su carrera, cada uno tan influyente como el otro con su opinión.

Por eso no es raro que tantas mujeres piensen (pensemos) - 'Hey, yo quiero un Barack', y ellos, -'Quiero conocer una Michelle'.

Si ellos se encontraron y juntos han logrado tanto, pues entonces gracias a ambos, porque demuestran que subir el estándar, vale la pena.

'Personalmente, si yo me postulara una tercera vez... Michelle me pediría el divorcio. Así que afortunadamente para mí, no tengo esa opción'.

'FOUR MORE YEARS'

No importa cuánto lo aclame la gente, es imposible. Y aparte, él no quiere. Con la sensatez que lo caracteriza, le explicó a Jimmy Kimmel en su programa por qué no intentaría un tercer mandato: 'George Washington fue visionario y no permitió más de dos periodos presidenciales. Y personalmente, si yo me postulara una tercera vez... Michelle me pediría el divorcio. Así que afortunadamente para mí, no tengo esa opción'.

La repuesta de Kimmel, fue aún mejor: 'Bueno, entiendo que usted se tenga que ir, pero ¿podemos quedarnos con ella cuatro años más?'

Soñemos con una Michelle Obama presidente, ¿por qué no? - hasta hoy no ha dicho que quiera serlo, y según Barack, ella no está muy apasionada por la política que digamos. Presidente, no; qué tal como senadora por Illinois, ¿podría ser?

Lo que suceda este mes podría cambiarlo todo. Lo único que sabemos, al cierre de esta edición, es que hace tiempo que no echábamos de menos a dos extraños. Donde quiera que vayan, hagan lo que hagan, esta pareja de brillantes abogados se ha ganado un lugar en la historia y la simpatía de millones, que siempre querremos verlos juntos, algún día verlo llevando del brazo al altar a sus hijas, consintiendo derretidos a sus nietos...

Gracias Barack y Michelle, por traer esta bocanada de aire fresco a la política, a la vida. Cuán lejos pueden llegar dos personas tan extraordinarias, juntas. Ustedes lo retan a uno a soñar.

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