¿A quién no le ha pasado? Seguro no soy la única. Suena la alarma y piensas: cinco minutos más, nada más. Casi a rastras caminas rumbo a la ducha y con el agua refrescante llega ese efímero momento en que logras despertar y sientes un ligero entusiasmo que luego se diluye entre vueltas y vueltas antes de llegar a la oficina.
Ni un café cargado, ni la más pegajosa melodía de Enrique Iglesias ganan la batalla al letargo. ¿Será que estoy enferma? ¡Algo no está bien! ¿Tiroides, anemia, fatiga crónica? Oh no, debe haber una verdadera razón para este cansancio. Decidimos investigar cuáles son las posibles razones y esto fue lo que encontramos.
Si este es tu caso, ¿a qué crees que se deba tu cansancio?