Así como hay una forma de comportarse en la universidad, en el spa o en el trabajo, también existe una forma de relacionarse a través de las nuevas tecnologías; y los teléfonos celulares, aparatos imprescindibles en nuestras vidas, ya están en el podio.
El mundo interactivo trabaja a tiempo real y exige respuesta inmediata, o eso creemos. Aún no hay leyes escritas que regulen la cotidianeidad digital, sin embargo el respeto, la educación y el sentido común, imperan.
¿No has enviado alguna vez un correo a altas horas de la noche con ¨supuesto¨ carácter de urgencia cuando ameritaba esperar un par de horas? ¿O haz realizado alguna llamada telefónica social durante el almuerzo solo porque tenías el tiempo?
Estos pequeños detalles hacen la diferencia, detalles que pueden sumar o restar a nuestra imagen. Cuando tomes nuevamente tu celular recuerda esbozar una leve sonrisa al atenderlo.
La próxima llamada que hagas pregunta si es buen momento para hablar. Colócalo en vibrador o apágalo cuando se requiera. Si te urge hacer o recibir llamadas, lo indicado es retirarte a donde no molestes. Olvídate de encerrarte en un sanitario para realizarlas, todo se escucha.
Jamás ignores a las personas que se encuentran contigo cuando suena, evalúa si aplica contestar. Si deseas activar el altavoz solicita autorización al interlocutor. Está mal visto hablar mucho con quien te llame. Cuida el volumen de la entrada de los WhatsApp cuando estés en lugares públicos.
El celular no es un utensilio más en la mesa. Disfruta de una comida sin interrupciones. Si una llamada se corta,la persona que inició la conversación será quien vuelva a llamar. Un dato más, la comunicación la finaliza quien llamó
VIDA SOCIAL
Los buenos modales no son cosa del pasado
Es necesario refrescar las reglas de buena educación y cortesía que exige la nueva etiqueta del siglo XXI para proyectar una imagen positiva y lograr esa coherencia que impera entre ¨el ser y el parecer¨ en nuestra vida social y profesional.
Existen reglas escritas y otras que, por sentido común se deben conocer y practicar. El incumplimiento a las mismas (ceder el asiento, pedir por favor, agradecer una invitación, mirar cuando nos hablan o decir gracias), determinará lisa y llanamente una sanción social.
CAMBIA DE ACTITUD
Sonríe, sé amable y agradable
Si los hábitos de cortesía no cuestan nada, ¿por qué serán tan difíciles de encontrar? El trato amable, un tono de voz agradable, la sonrisa genuina, el buen humor y una actitud positiva abre puertas, enriquece las relaciones humanas y hace la vida más grata a nivel familiar, social y laboral.
Lo grosero y vulgar en cualquier cultura genera rechazo. Sé amable y cortés, recuerda que nadie quiere estar rodeado de personas maleducadas.
