Es fácil entender porqué el Nóbel de literatura, Gabriel García Márquez vivió algún tiempo en esta ciudad colonial, donde escribió algunas de sus obras más memorables. Y es que la magia y el surrealismo de Cartagena de Indias inspiran una y mil historias.
Ahí, donde lo maravilloso convive con lo cotidiano, la gente disfruta caminar sin prisa por sus callecitas donde el tiempo se detuvo, atrapando para siempre el ritmo de las olas caribeñas, el sol y el vallenato. Más allá de su casi 20 kilómetros de playa, el encanto de este paraíso tropical, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, radica en su casco histórico; sus barrios coloniales rodeados de antiguas murallas del siglo XVI, museos, plazas, catedrales y claro, su famoso castillo de San Felipe de Barajas, la fortaleza más grande de América. La ciudadela de piedra, donde a la distancia asoman hermosas cúpulas renacentistas, no ha cambiado mucho en dos siglos, sigue detenida en el tiempo, evocando su esplendoroso pasado.
El carácter afable de los colombianos hace aún más encantadora la ciudad, donde una visita a sus barrios Pie de la Popa, Manga Bocagrande y Castillo Grande, es un imperdible. Uno de los lugares más populares para respirar su magia es la Plaza de Santo Domingo, con su espléndida arquitectura y fascinantes balcones. Una escultura de la gorda Gertrudis, de Fernando Botero, preside el lugar, justo delante de la iglesia San Domingo. Otra de las joyas de esta ciudad, de la que es tan fácil enamorarse.
PARA NO PERDERSE
Históricos: La Catedral Santa Catalina de Alejandría, el Parque de Bolívar, el Palacio de la Inquisición, el Fuerte San Felipe y El Museo de Oro.
Para disfrutar: Shopping en Las Bóvedas, construida a mediados del siglo XVIII, el increíble menú de El Santísimo y las noches de fi esta en Mr Babilla.
