El dinero suele ir de la mano con la fama, pero algunas celebridades tuvieron la suerte de gozar de una buena posición económica incluso antes de alcanzar la popularidad mundial.
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Taylor Swift: La familia de Taylor tiene un patrimonio más que interesante. Su padre es asesor financiero del Bank of America Merrill Lynch y la cuarta generación de presidentes del Banco en su familia.
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Las hermanas Kardashian ya eran millonarias antes del éxito de KUWTK por su padre, Robert Kardashian, que era un prestigioso abogado de EEUU; tras su muerte heredaron una interesante fortuna.
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Cara Delevingne proviene de una familia de la alta aristocracia inglesa. Su abuela materna fue la dama de compañía de la princesa Margarita, hermana de la Reina Isabel II de Inglaterra. Además, su madre es jefa de compras de una importante marca inglesa y su padre es corredor de bolsa.
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El padre de Ariana Grande es el dueño de una exitosa empresa de diseño gráfico en Boca Ratón, mientras que su madre dirige una compañía telefónica y de sistemas de alarmas.
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Miley Cyrus es hija del cantante country Billy Ray Cyrus, muy conocido en Estados Unidos.
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Adam Levine es hijo de Fred Levine, dueño de M. Fredric, una cadena de multitiendas de ropa al por menor muy exitosa en EEUU.
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Lana del Rey es hija del propietario de una agencia de publicidad estadounidense. Y antes de esto, ya se había enriquecido del negocio de las inversiones en dominios de Internet.
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A pesar de su aspecto normal y su ropa poco deslumbrante, antes de posicionarse en el top musical Ed Sheeran ya era rico, pues su padre es profesor de arte y su madre diseña joyas.
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Antes de ser la chica problemática por excelencia, Lindsay Lohan empezó a ganar su fortuna desde muy jovencita gracias a las películas en las que participó. Pero antes de que naciera su familia ya tenía dinero ya que su padre era broker en Wall Street.
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Gigi Hadid es hija de la ex modelo holandesa, Yolanda Foster, y Mohamed Hadid, empresario de origen palestino con sus buenos millones en el banco.