Dos Pasiones se abre ante el lector con una recopilación de historias que tocan el corazón.
Aguas descubrió tantas de ellas en Honduras que fue difícil saber elegir cuáles publicar, y es que las 352 páginas del libro no son suficientes para todas aquellas vidas maravillosas que la conmovieron.
Sin embargo hay algunas que no podía dejar de contar, "como cuando encontré a mi hija Francis moribunda o cuando la llevé de regreso a la Montaña de la Flor, des-pués de seis meses de recuperación entre el hospital y mi casa, para ver qué decidía su familia sobre su futuro. Ese es un momento que nunca olvidaré porque cuando ella identificó su "montaña", como siempre llamaba a su antiguo hogar, y vio a su gente, reaccionó como un auténtico animalito herido y gritaba desesperadamente mientras se aferraba a mi cuello: ´no mami no, a la montaña no, con la abuelita no…mami´... Lo entenderán bien cuando lean el libro.También tengo un lugar muy especial en mi corazón para el momento en que me separé en España de los niños testigos protegidos que convivieron con nosotros por un año y medio.
+ Fotogalería Aguas Ocaña habla en exclusiva sobre su libro Dos Pasiones