Una suave llovizna caía esa tarde sobre el puerto de Tela mientras las campanas del templo San Antonio de Padua repicaban alegres, anunciando la boda entre Tiffany Martínez y Enrique Handal. En medio de arreglos de hortensias blancas, la novia desfiló hacia el altar, ataviada con un delicado diseño de Monique Lhuillier.
El sacerdote Alvaro Flores bendijo la pareja, ante la emoción de sus padres; Jaime Martínez, Alma Leiva, Elías e Ivette Handal. Minutos después, Tiffany y Enrique abandonaron el templo entre los aplausos de sus invitados, junto a los que se trasladaron al Centro de Convenciones de La Ensenada Resort, donde fueron recibidos por los ritmos de Jorge Torres.
Fue una noche para recordar. La alegría de los novios contagió a todos sus invitados, algunos de ellos provenientes de Nueva York, Miami, Brasil, Panamá y Ecuador, quienes disfrutaron todas las sorpresas de la fiesta, en la que el balletista Nino Ramos ejecutó una danza árabe. A medida avanzaba la noche la diversión iba en ascenso. Los inconfundibles sonidos de una banda anunciaron que era tiempo de carnaval. Sombreros y maracas fueron repartidos entre los asistentes, que coreaban cada una de las melodías.
Las luces de los fuegos artificiales iluminaron el cielo como señal de alegría y buenos augurios para la pareja, que siguió bailando junto a sus invitados, esta vez al ritmo de DJ Blanco. El sol estaba a punto de aparecer en el horizonte cuando los novios se despidieron para trasladarse a Roatán, de donde partieron para disfrutar su luna de miel en un crucero por el Caribe.
