Michelle López es una muchacha distinta - y no lo digo por su bicicleta, sus tatuajes o su por vivir en una galería -; ella es distinta porque a corta edad encontró el secreto de la felicidad, en medio de tela, cuero e hilo.
No tiene ni 30 años, y con su conocimiento en diseño, una máquina de coser y una mentalidad generosa, positiva y creativa, echó a andar una marca llamada "CadaLococonSuCosa".
La "cosa" de Michelle es diseñar bolsos, carteras, mochilas, ropa, 100% a mano, original e irrepetible. La marca se fue haciendo conocida, y en redes sociales corrió la voz acerca la muchacha que hacía bolsos chivísima para la bici.
Al principio los hacía en su casa, los repartía en la bici. Luego se mudó a una casa de madera en Plaza Víquez, donde caben ella, sus materiales, su bici, mucha ropa y muchos sueños. Lo llamó "La Gale" - una galería donde vive, trabaja, cose, cocina y siempre tiene tiempo para recibir gente.
Hace poco celebró y compartió en redes sociales que por fin pudo ahorrar. Michelle no ambiciona ni lujo, ni grandes posesiones. Le da el justo valor a las cosas - aunque siempre me sorprende encontrar camisas y prendas a tan solo $5, ¡cinco dólares! -.
Da, crea, comparte, y se sostiene gracias a un talento único, porque cada loco, con su cosa. La "cosa" de Michelle, es coser y hacer la ropa y accesorios en tela o cuero, más originales y únicos.
¿Dónde los vende? En su casa, que es su taller, que es su negocio: "La Gale", una galería de madera, en Plaza Víquez. Entrás a La Gale y te gusta todo: las camisas, las blusas, los maletines, sombreros: todo es vintage, original, elegido cuidadosamente por Michelle.
Si vas al patio de La Gale: ahí está su máquina de coser, su inseparable gata Lola, que se deja consentir y saluda a los clientes-amigos de Michelle. "Michi" te trata con cariño, y le añade algo especial a cada prenda.
Palabras edificantes
Michelle cree en Dios, sin fanatismo ni insistencia. Pero sin duda te llevás una palabra, un testimonio de fe, y en cada creación de "C adaLocoConSuCosa" hay un mensajito, cosido por dentro.Vení a La Gale: por precios que uno no sabe cómo ni por qué, Michelle te muestra que para vestir cool, hay que ser original. Que para andar por el mundo a pie, en bici, en carro, como sea, sus maletines resisten y llevan historias - ya yo voy por el tercero -. Y si pasás a la Gale y tenés hambre, Michi hace sushi o batidos. Ahí mismo. O cafecito.
Y también podés venir a sus ratos de reflexión. ¡Hasta le hace al stand up comedy!
Una mujer que ni tiene 30 años, ya hace grandes cosas con su talento, se mantiene sola, tiene un negocio, muchos motivos y muchos amigos. La Gale es su casa, una casa con estilo propio como Michelle.
CadaLocoConSuCosa.
