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Ni los escándalos logran dar brillo a la monarquía belga

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Sin ni un solo miembro de la monarquía extranjera, los belgas tendrán que consolarse con la princesa Matilde, de 40 años, muy popular en Bélgica

18/jul 2013

El rey Alberto II abdicará este domingo en favor de su hijo Felipe en una ceremonia austera y sin demasiada pompa, fiel al perfil bajo de la monarquía belga, que ni siquiera una ola de escándalos logró transformar.

Los preparativos quedaron además completamente opacados por el inminente nacimiento del bebé real en Reino Unido, hijo del príncipe Guillermo y Catalina y bisnieto de la Reina Isabel II.

La falta de 'glamour' en la ceremonia decepciona además a la prensa rosa, ávida siempre de llenar sus páginas con este tipo de acontecimientos, que reúnen a las principales figuras de la realeza europea como la princesa Letizia de España, Carolina de Monaco o Mary de Dinamarca.

Pero en este caso no habrá ni un solo miembro de la monarquía extranjera, ni grandes decoraciones ni vestidos de los diseñadores que hacen soñar a millones de personas en el planeta.

'Es una pena. No habrá ni invitados extranjeros ni vestidos sublimes', se lamentó la revista belga Royalty.

Los belgas podrán al menos consolarse con la princesa Matilde, de 40 años, muy popular en Bélgica y una mujer 'con una elegancia clásica, fiel a su perfil bajo', como definió su diseñador de cabecera, el belga Edouard Vermuelen.

Estos eventos atraen a miles de personas y turistas, como ocurrió recientemente en Holanda con la abdicación de Beatriz en favor de su hijo Guillermo-Alejandro. Pero allí estaban casi todos los grandes herederos al trono y princesas, que cambiaron de vestido y zapatos para los distintos momentos de la agenda.

Este tipo de acontecimientos son utilizados además por los comerciantes, que fabrican todo tipo de objetos reales, desde lapiceras, hasta copas, tazas o camisetas.

Sin embargo, una vendedora en la emblemática Grand Place de Bruselas se quejaba de que apenas había vendido algunas camisetas con la inscripción Alberto enmarcada en un corazón.

Para aumentar las ventas hay que poner 'suspenso, sueños, amor, historias de cuentos de hadas, drama', apunta Colombe Pringle, jefa de redacción de la revista Point de vue.

Pero en esta ocasión, no hay mucha 'emoción ni exhuberancia', añadió.

Y ni siquiera una ola de escándalos recientes dio 'glamour' a la monarquía belga.

'Es difícil pensar en algo interesante que haya pasado en su reinado, salvo algunos escándalos que alimentaron los tabloides. Fue una monarquía aburrida, lo cual es una lástima, teniendo en cuenta que (Alberto II) tenía a su lado a Paola, la bella estrella cinematográfica de los años 60', dijo a la AFP el experto en monarquías Hugo Vickiers.

Según una biografía no autorizada, el Rey habría tenido una hija, Delphine Boel, de 45 años, de una relación extramatrimonial con una aristócrata belga, la baronesa Sybille de Selys-Longchamps. La baronesa alimentó aún más el escándalo al revelar a la prensa del corazón detalles jugosos de su supuesta prolongada relación con el monarca. Incluso, Boel solicitó a la justicia belga someter a pruebas de ADN al monarca y al príncipe heredero con el fin de demostrar su parentesco.

La prensa se ha dedicado también a hurgar y publicar decenas de rumores sobre los detalles de alcoba entre el Rey y su mujer, la reina Paola.

Por su parte, la reina Fabiola, quien nunca abdicó tras la muerte de su esposo, el rey Balduino, hermano de Alberto II, indignó recientemente a la población al haber creado una fundación para salvar su herencia de los elevados impuestos en los peores momentos de la crisis europea.

Pero los preparativos pasan sin pena ni gloria.

En todo caso han servido para reavivar sentimientos antimonárquicos. El partido independentista Nueva Alianza Flamenca (N-VA), de Bart De Wever, que encabeza los sondeos para las elecciones legislativas de 2014, aprovechó el momento para reanudar sus llamados a limitar al máximo el papel de la monarquía y que ésta cumpla un papel únicamente protocolar.

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