Bonilla hace énfasis en que a la hora de someterse a esta terapia es importante tomar en cuenta qué tipo de piel tiene la persona: si es seca, normal o grasa, fina o gruesa, sensible, deshidratada o desvitalizada. La técnica consiste en aplicar productos a base de frutas, tónicos, mascarillas y aceites, fusionado con corrientes galvánicas que permiten la penetración de los nutrientes hasta las capas más profundas de la piel. El primer paso es la limpieza del rostro, seguido de la tonificación, y luego la penetración de los aminoácidos, vitaminas y proteínas a través de las galvánicas.
"La alta frecuencia de la corriente galvánica produce una acción calmante, esterilizante y calorífica que activa las terminaciones nerviosas y la circulación sanguínea, además fortalece el músculo facial para combatir la flacidez del cuello, mejillas y encajamiento del mentón". Posteriormente se aplica un baño de alta frecuencia, luego una mascarilla con frutas o vegetales macerados y finalmente la corriente farádica, que fortalece los músculos del rostro y auxilia para el drenaje linfático facial.
Tratamiento. La manzana, el kiwi y el pepino son algunas de las frutas y vegetales más utilizados en la naturoterapia para la piel por la cantidad de colágeno y elastina que poseen, así como por sus propiedades reafirmantes.
Tratamiento. El tiempo de aplicación de las corrientes galvánicas se hace de acuerdo al tipo y el estado de la piel. Se recomienda un tratamiento semanal de 30 minutos durante quince semanas.