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Arzú y Lara, la unión de dos grandes del arte contemporáneo

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Los máximos referentes de la pintura contemporánea se unieron en Simbiosis, un proyecto único que sin pretender presentar un híbrido refleja los dos universos creativos de cada artista. Fotografías Moisés Godoy y Paul Martínez

12/oct 2020

Dos maestros referentes de la plástica hondureña con estilos distintos pero compatibles. Un proyecto en común largamente acariciado. Una galerista visionaria que ayudó a hacer realidad el montaje… La historia detrás de Simbiosis, Interacción lúdica, va más allá de la simple idea de fusionar dos técnicas para lograr una pintura híbrida, todo lo contrario, se trata de dos artistas que buscan intervenir la obra del otro en un fantástico ejercicio que tuvo como resultado "una obra ontológicamente diferente, con características y lenguaje discursivo propios".

“Buscamos intervenir la obra del otro invadiendo y enriqueciendo espacios a todo nivel”.

Así fue que Armando Lara Hidalgo y Santos Arzú Quioto se unieron en un espectacular trabajo que se gestó a fuego lento durante dos décadas y que vio la luz a finales de 2019 en una exposición única en La Catedral de Casa Quinchon.

'Simbiosis fue un ejercicio de respeto, juego, tolerancia y transgresión al mismo tiempo”

Mientras esperamos con ansias la oportunidad de una nueva puesta en escena de Simbiosis, que debido a la pandemia no pudo aceptar las invitaciones a presentarse en nuevas locaciones en Honduras y el exterior, escudriñamos un poco sobre los detalles de este trabajo, uno de los más relevantes del panorama artístico nacional en los últimos años.

Armando Lara Hidalgo es uno de los protagonistas de este exitoso proyecto. “El verdadero ejercicio de acercamiento no es rastrear dónde comienza o termina cada pintor o cómo nos intersectamos; el desafío es atisbar el encuentro basado en la capacidad de observar, intercambiar, colaborar, ceder, proponer, fusionar y re-plantear. En síntesis, habitamos la pintura del otro desde la empatía, percibirla como propia, y desde ahí transgredirla, pero, paradójicamente, respetándola”.

En realidad, la idea de este proyecto surgió hace más de 20 años pero por sus diversas agendas, los artistas no habían podido coincidir, "siempre hemos creído que nuestras obras son compatibles, no importando si uno es figurativo y el otro abstracto. Básicamente, Simbiosis es la intervención en la obra del otro artista. Fue un ejercicio de respeto, juego, tolerancia y trasgresión al mismo tiempo", explica Arzú Quioto.

Iovanna Ravelo se encargó del montaje de la exhibición

El proceso, aunque no es inédito, resultó no solo una experiencia nueva para ambos artistas sino también un reto complejo y fascinante a la vez, "sin duda no pretendemos ser pioneros, intervenir en la obra de otro pintor no es nuevo, quisimos experimentar y jugar con el color, formato y texturas. Todo eso lo definimos al momento de conceptualizar el proyecto. Por supuesto hubo momentos de estudio, pláticas y síntesis planteando posibilidades. Lo interesante era asumir el reto, no buscamos hacer dos obras en una como si fuese un híbrido. Lo que buscamos es una obra con carácter propio, diferente a lo que hicimos cada uno anteriormente".

Santos Arzú Quioto, Iovanna Ravelo y Armando Lara

Además de la calidad y creatividad de las obras, destaca su espectacular formato. ¿Cómo lo definieron? "El tamaño dependió del impacto que se quería lograr, se buscó integrar la obra al espacio expositivo. El gran formato se presta para la monumentalidad y la perspectiva", detalla Arzú.

Como en todo trabajo en equipo, hubo enseñanzas para ambas partes, "el mayor aprendizaje es aprender del otro, esto implica ceder y proponer y construir simultáneamente y por supuesto refrescarnos nosotros mismos como artistas. Por eso el subtítulo de la exposición es interacción lúdica".

La Catedral en Casa Quinchon fue escenario de la exposición, una de las más importantes de las últimas décadas

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