En todas partes, miles de ciudadanos salen a los balcones de sus casas y aplauden con energía y agradecimiento al personal sanitario que en diferentes países lucha por salvar la vida de pacientes del Covid-19. Médicos, enfermeras y empleados de centros hospitalarios ponen en riesgo su propia salud y la de sus familias para cuidar a otros en un cumplimiento de su vocación. Protegerlos a ellos es una misión que ha asumido como un reto personal el presidente de la Asociación de Médicos Residentes, Eduardo Nazar
Cómo presidente de la Asociación de Médicos Residentes lo hemos escuchado más de alguna vez alzar la voz a favor de su gremio, ¿siempre se distinguió por su afán de justicia? ¿Le trajo problemas alguna vez?
Cuando se trabaja en un hospital público, se pueden evidenciar las desigualdades sociales como en pocos lugares. Nuestro país es pobre, con muchas personas en necesidad y eso nos hace desarrollar una consciencia social que nos obliga a no quedarnos callados ante situaciones de injusticia. Además, no siempre se ha podido trabajar bajo las mejores condiciones y parte de mi compromiso con mis compañeros es cambiar eso. Como médicos residentes trabajamos largas horas y como mínimo, debemos de hacerlo bajo condiciones adecuadas que nos permitan brindar una mejor atención. Considero que es normal causar una reacción negativa cuando se lucha por los derechos de los médicos y por mejores condiciones para los pacientes, cuando hay limitantes en recursos y en ocasiones en voluntad.
¿En qué momento del transcurso del Covid-19 a nivel global comenzó a sentir más cerca la amenaza para Honduras?
Desde que se conoció que el virus había alcanzado Europa, era cuestión de tiempo para que alcanzara Latinoamérica y posteriormente Honduras. Con eso en mente y conociendo el impacto en el sistema de salud que tendría el virus, se asumía que no íbamos a estar preparados de la mejor manera como nación para una enfermedad que estaba poniendo de rodillas a potencias mundiales.