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Mariela Morales: “tengo la suerte de disfrutar un día a la vez”

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La vida de esta doctora hondureña cambió radicalmente luego de un diagnóstico de cáncer de mama contra el que lucha desde hace dos años. Conoce la historia de Mariela Morales y descubre como el desánimo dio paso a la esperanza y el miedo al agradecimiento por poder disfrutar un día a la vez.

19/oct 2020

Cuando eres médico, la bata blanca podría suponer una especie de capa poderosa que te protege de cualquier mal. Pero en cualquier momento, los papeles cambian y el doctor se convierte en paciente. Una noche de agosto de 2018, como era su rutina, Mariela Morales se aplicaba aceite corporal cuando sintió una masa en el seno derecho, "no le preste mayor atención. En ese momento daba consulta en el servicio de oncología y pues por alguna razón me sentí inmune al cáncer. Tenía 41 años y nunca me había realizado un estudio en mis mamas hasta entonces".

Médico Perito Forense, casada, con dos hijos, saludable, feliz, activa…Todo parecía estar en orden, tanto en su vida personal y profesional. Responsable de su salud, Mariela se realizó los estudios pertinentes y el 25 de agosto de 2018 recibió el inexorable diagnóstico: carcinoma ductal infiltrante de mamá derecha, "al escucharlo, fueron miles de emociones, la primera por supuesto negación absoluta, impotencia, por mucho tiempo me sumí en entre lágrimas y desaliento, miedos e incertidumbre. Sentí que el mundo se vino abajo, que mis sueños se convertían en la pesadilla más grande que jamás imaginé, sentí que mi cuerpo literalmente se desmoronó como piezas de dominó".

A partir de ahí todo cambiaría radicalmente para esta profesional que ejercía en el Hospital San Felipe y en el Ministerio Público, quien valiente y llena de esperanza, nos cuenta cómo ha sido su lucha contra esta enfermedad.

¿Tiene factores de riesgo que podrían influir en la aparición del cáncer de mama?

Si, mi o hermano mayor sufrió de cáncer testicular a temprana edad.

¿Qué mezcla de emociones la invadió al momento del diagnóstico?

Miles de emociones, la primera por supuesto negación absoluta, impotencia, me sumí en entre lágrimas y desaliento, entre miedos e incertidumbre por mucho tiempo...

¿Cuál fue el siguiente paso a seguir?

Aceptar mi diagnóstico, creer en mis médicos que ese momento eran mis compañeros de trabajo, no tenía más opción. Fui operada cinco días después de mi diagnóstico, 8 semanas después fui sometida a radioterapia la cual me generó una radiodermatitis tan severa que no pude culminar las 35 sesiones previstas. Comencé doble bloqueo hormonal ya que mi cáncer se alimenta de hormonas y eso me generó muchos efectos secundarios que me llevaron a múltiples hospitalizaciones debido a trombosis de mi pierna derecha en tres ocasiones y dos tromboembolias pulmonares que me llevaron a nueva operación ( colocación de un filtro de vena cava ). Actualmente sigo en tratamiento y sigo presentando efectos secundarios, en espera de una nueva operación para poder eliminar las inyecciones que me provocan tanto efecto no deseado.

¿Qué ha sido lo más difícil?

Esta enfermedad lamentablemente no se sufre sola sino que es de toda la familia, lo más difícil para mí ha sido ver el sufrimiento de los míos, noches en que velaba el sueño de mis hijos porque pensaba que sería el último…

¿Qué le ha permitido salir adelante?

Dentro de todo lo que significa tener cáncer, he sido muy afortunada, desde el día uno tuve los mejores médicos que hicieron su mejor labor, mi familia que fue mi bastión principal , mis amigos, compañeros de trabajo, que nunca han soltado mi mano, que no han cesado de orar y que han llorado conmigo pero siempre alentándome cada día, la familia que hice a lo largo de estos dos años, que muchos de ellos sin conocerme secaron mis lágrimas mientras esperaba mis sesiones de radiación, otros me leían la biblia y me enseñaron que luchar ya no era mi opción era mi obligación…muchos ya no están pero dejaron en mí una huella de fuerza y esperanza que es la que me ha sostenido.

Foto: Revista Estilo

¿Qué le ayuda a enfrentar los efectos secundarios de su tratamiento?

Dios primero, dos años después soy otra persona. Además, la medicina ha avanzado mucho y existen medicamentos que me ayudan a aliviar los síntomas que genera mi tratamiento.

Imagino que como suele suceder, pensó mucho en morir, ¿cómo contrarrestó esos pensamientos?

Muchísimas veces, sobre todo al inicio, pensé que la muerte era la única carta segura que tenía, a lo largo de esta batalla donde he visto tanto y demasiado dolor, donde mi problema quizás no era lo tan grande que creía, el ver y compartir con niños y verles esa sonrisa que yo no tenía me enseñó que la luz y la esperanza tenía que venir de mí, que nadie podía dármela, que no importa las huellas que la vida te deje, sino la huella que tú dejes en este mundo. Aprendí que debía vivir no como un día más, sino como un día menos y tomar lo poco lo mucho que tenga en ese momento y hacerlo mágico e inolvidable para mi y para quien tenga a mi lado…morir es lo único seguro porque para eso solo ocupamos estar vivos. La fe de la que hoy estoy envuelta no me permite pensar en ese día con miedo.

Foto: Revista Estilo

¿Qué ha sido vital para sobrellevar esta crisis?

Dios primero y mis ganas de dejar una huella de esperanza y fe a personas que algún día estarán donde estoy ahora, me falta mucho por andar aún pero estoy segura que cuando ese día donde me digan está libre de cáncer seré un mejor ser humano, que las cicatrices que me dejó esta enfermedad las podré mostrar con orgullo, para ser esa fuente de luz donde hay oscuridad, de repuestas donde hay tantas preguntas pero sobre todo de amor donde hay soledad.

¿Ha sido una ventaja o desventaja el hecho de ser doctora?

En mi caso ser médico y sobre todo dar consulta en el área de oncología fue una desventaja, sabía casi todo lo que no debía saber, me adelantaba a pronósticos que quizás no eran míos, aún lucho con eso y trato de verme como paciente, pero es muy difícil para mí .

¿Cómo cambió su estilo de vida a partir de diagnóstico?

Mi diagnóstico le dio una vuelta completa a mi vida. Cuando pensaba que estaba en mi mejor momento, dos trabajos los cuales eran mi pasión, me levantaba cada mañana con el mayor entusiasmo a realizar mi labor. En un segundo eso pasó a ser un sueño. Las camas de un hospital frío han sido por mucho mi hogar, el no poder disfrutar de mis hijos (jugar, correr, leerles un cuento), el no poder tener un sueño blanco y tranquilo, aún no puedo ejercer como antes mi profesión, tampoco he podido volver sonreír como antes sobre mi bicicleta -una de mis grandes pasiones-. Sin embargo he buscado refugio en la poesía y la música y eso me ha ayudado a descargar mis energías negativas en quizás los más hermoso poemas que he escrito.

Sumado a todo, llega una pandemia, ¿cómo le afectó personalmente?

Debido a mis radiaciones tengo fibrosis pulmonar, la pandemia vino a generar una angustia que ya había superado ya que debo cuidarme mucho. El encierro no le hace bien a nadie, es lindo disfrutar de un día soleado, de la brisa de la mañana, de la plática entre amigos, me hacen falta esos momentos en familia que recargaban mis baterías. Pero la tomo como una batalla más que vencer...

Foto: Revista Estilo

¿Su consejo para las mujeres que comienzan esta batalla?

A todas esas mujeres que hoy están en mi lugar les puedo decir que se vale llorar, se vale caer, se vale desmayar. Lo que no se vale es que sea un estilo de vida permanente, tu peor enemigo son tus pensamientos negativos que bajan tus defensas y hacen que la enfermedad crezca como la espuma, luchar no es una opción, todas tenemos armas para vencer mil batallas, solo tenemos que buscarlas, y están muchas veces en las cosas más simples de la vida, como en la sonrisa de nuestros hijos, en el beso de los que amamos. Que es un camino difícil, pero nada que sea fácil trae enseñanza, que la luz viene de la oscuridad y que la esperanza de la fe, que la fuerza viene de nuestras raíces. Mi consejo final es decirles que el cáncer no es sinónimo de muerte, si lo detectamos tiempo seguro venceremos. Invito a todas las mujeres a que se autoexaminen, el cáncer no distingue clases sociales, raza ni religión, que todas podemos en algún momento de nuestras vidas escuchar esa palabra nefasta que cambiará nuestras vidas, pero si lo descubrimos a tiempo cambiaremos el rumbo de nuestra historia.

Para usted, ¿qué ha sido vital para luchar contra esta enfermedad?

Vital es por supuesto tener a Dios en tu corazón, llevar la oración como el pan de cada día, tu familia, tu entorno, entender que no eres tú nada más, somos muchas las que estamos luchando, no preguntarte porque a mí, solo cada día levantarte pensando que tu lucha si tú quieres la puedes hacer más fácil y eso depende de ti. Que lo días malos pasarán y los buenos también pero esos son lo que te llenarán de energía. A mí me faltan tres años de lucha y quizás muchas cosas de la cuales aún no sé, pero por ahora lo tomo como un número. Hoy estoy viva, tengo la suerte de poder disfrutar un día a la vez.

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