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Espectacular inauguración de los Juegos Olímpicos

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Craig y la Reina Isabel se robaron la atención en la ceremonia al aparecer juntos en una filmación que generó una ovación de los 60.000 espectadores presentes en el evento.

27/jul 2012

Un impresionante paseo histórico por los últimos 200 años de la vida y cultura británicas enmarcó este viernes la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, en la que también destacó una inusual aparición de la reina Isabel II junto al actor Daniel Craig y un cierre musical a cargo de Paul McCartney.

El espectáculo, por momentos difícil de interpretar para una audiencia mundial y realizado por el director de cine Danny Boyle -ganador de un Oscar por su película Slumdog Millionaire-, comenzó con una típica campiña inglesa de comienzos de la era victoriana.

El centro del imponente y moderno Estadio Olímpico se transformó en un exuberante campo con médanos, un molino de agua, animales de granja y partidos de criquet y fútbol en su forma más primitiva.

Al sonido de centenares de tambores, el espectáculo pasó por la revolución industrial con altas chimeneas quebrando esa campiña y las guerras mundiales del siglo pasado hasta la actualidad de un Londres punzante y eje de la economía mundial.

Craig y la Reina Isabel se robaron la atención en la ceremonia al aparecer juntos en una filmación que generó una ovación de los 60.000 espectadores presentes en el evento.

En una filmación en la que Craig apareció con el clásico frac de James Bond en la residencia de la monarquía, la reina de 86 años se mostró junto con sus dos perros en el que fue su debut cinematográfico, dándose vuelta en su escritorio para decir simplemente 'Buenas tardes, señor Bond'.

La imagen desató una ovación de la audiencia, poco acostumbrada a ver a la Reina en un rol tan informal.

En la filmación, la Reina y Craig se suben a un helicóptero. Dobles de ambos se lanzaron al estadio desde la nave en el final del cuadro. La aparición de la Reina, quien luego dio por inaugurados los Juegos como marca el protocolo, fue guardada bajo un estricto secreto antes de la ceremonia.

La música de Mike Oldfield, famoso por su disco Tubular Bells, hizo de fondo mientras una parte del espectáculo destacó instituciones locales como el hospital de niños de Great Ormond Street y famosas obras de la literatura infantil como Peter Pan y la más reciente serie de aventuras de Harry Potter.

Hubo una secuencia que festejó una de las máximas exportaciones británicas del último medio siglo, la música popular con breves secuencias de conjuntos tan famosos como The Beatles, Rolling Stones y The Who.

Estos dieron paso, entre otros, a Queen, Annie Lennox y la fallecida Amy Whitehouse, quien nació y se crió en el empobrecido East End de Londres que ha sido reconstituido en parte con todas las obras del Parque Olímpico.

La música de orquesta incluyó, al comienzo, la obra Nimrod del compositor victoriano Edward Elgar, la rendición del himno nacional británico por parte de un coro de niños sordos y la partitura de Vangelis de la película Carrozas de Fuego ambientada en los Juegos de París 1924.

Otro momento destacado fue la aparición del actor Rowan Atkinson, Mr. Bean, tocando el piano y haciendo una sátira de Carrozas de Fuego.

El ciclista Bradley Wiggins, quien se convirtió el domingo en el primer ganador británico del Tour de Francia, dio inicio al espectáculo, realizado con unos 10.000 voluntarios, actores y personal técnico, sonando una enorme campana especialmente forjada para la ocasión.

El espectáculo fue seguido por una filmación del recorrido de la llama olímpica por todo el país hasta sus últimos metros en lancha por el Río Támesis acompañado por el excapitán de la selección inglesa de fútbol, David Beckham.

Tras el paso de las delegaciones, el ex Beatle Paul McCartney puso fin a la ceremonia de casi cuatro horas con una emotiva versión de Hey Jude, celebrada por la multitud y los deportistas.

Poco antes, un grupo de jóvenes atletas encendieron el pebetero olímpico en una ceremonia en la que también apareció el excampeón mundial de boxeo Muhammad Ali.

Reconocimiento

En su última rueda de prensa antes de los Juegos, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, alabó a la nación anfitriona.

'Gran Bretaña fue la cuna del deporte moderno', sostuvo Rogge. 'Ustedes inventaron el deporte moderno en la segunda mitad del siglo XIX'.

Más de 1.000 millones de personas sintonizaron en todo el mundo una fiesta de tres horas de duración.

El alcalde de Londres, Boris Johnson, trató de resumir la emoción que recorría la capital británica.

'La efervescencia está creciendo tanto que creo que el contador Geiger de la Olimpimanía va a romper el medidor', dijo a la multitud en Hyde Park, en el centro de la ciudad.

Entre la multitud había famosos, londinenses, visitantes extranjeros y dignatarios entre los que se contaba la primera dama estadounidense, Michelle Obama, además de presidentes, primeros ministros y miembros de la realeza europea.

Durante los próximos 17 días, el deporte cobrará protagonismo y más de 11.000 atletas de 204 países tratarán de alcanzar su sueño, el oro olímpico.

Boyle estuvo a cargo del espectáculo, que costó 27 millones de libras (unos 42 millones de dólares), menos de la mitad de lo que se estimó que costó la inauguración de Pekín 2008, con un estilo totalmente diferente.

Lo que viene
Los Juegos también responderán la pregunta que se hacen los británicos: ¿valieron la pena los siete años de planificación, construcción y molestias, y una factura de 14.000 millones de dólares durante una de las peores recesiones del país?

La cobertura de los medios de comunicación ha estado dominada en las últimas semanas por la empresa de seguridad G4S y su reconocimiento de que no podía aportar suficientes agentes para custodiar los recintos olímpicos, obligando a desplegar a miles de soldados extra a última hora, pese a tener un contrato multimillonario con el Gobierno.

Los funcionarios antiterroristas han restado importancia a la posibilidad de que se produzca un atentado durante los Juegos y el primer ministro, David Cameron, dijo que la seguridad de las Olimpiadas era su prioridad.

Londres sufrió ataques en julio del 2005 en los que murieron 52 personas, y este año se cumplen 40 años de la masacre de Munich 1972 cuando 11 miembros del equipo olímpico israelí fueron asesinados por milicianos palestinos.

El denso tráfico en el centro de Londres y los retrasos en el sistema ferroviario también se han sumado a las quejas.

Una serie de escándalos de dopaje también mancharon la imagen de los días previos a los Juegos, y se ha prohibido la participación de por lo menos 11 atletas.

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