El ocaso era su mejor aliado y la fresca brisa acaricio suavemente a los invitados que asistieron a la recepción misma que tuvo lugar en la terraza del centenario edificio.
Ahi Susana Prieto recreó un ambiente tropical con mesas cocteleras, salas lounge, un bar y un backgroound con follaje verde donde se realizó el brindis por la felicidad de los recién casados.
La ocasión fue propicia para que Ernesto y Hena Interiano con José Martín y Verónica Chicas, padres de los novios agradecieran a los invitados, ya que muchos viajaron de lejos para ser parte del momento tan importante para la vida de Eduardo y Lucia.
Tras oscurecer resplandeció una hermosa luna llena y con ella también vino la alegría que producen las luces artificiales que iluminaron el cielo de la paradisíaca bahía.
Luego del show de luces los novios se trasladaron al segundo nivel donde los esperaba un ambiente moderno adornado con lienzos de tul blanco, arcos que formaron enredaderas adornados con velas eterna en las mesas rectangulares.
También habían mesas circulares, salas velvet, mucho follaje en las bases y el toque tradicional de los chandelier distribuidos en el salón, mismo que tenía el suave perfume de las frescas hortensias y pompones que se fusionaron en los diferentes arreglos.
Eduardo y Lucía se divirtieron de principio a fin con los invitados que llegaron de Tegucigalpa, varias ciudades de Estados Unidos, Alemania y España, mientras sonaban los ritmo pegajosos del dj Beis.
Al final de la celebración los novios se retiraron para luego partir en su luna de miel por varios destinos de América del Sur, especialmente Brasil. A su regreso los recién casados establecerán su residencia en la ciudad de los rascacielos, New York.