Enclavado en el corazón de Tegucigalpa se encuentra uno de los centros culturales más reconocidos y activos de la ciudad. Se trata de un espacio multicultural donde el lema la Revolución Francesa: Liberté, Egalité et Fraternité se vuelve una realidad.
Los programas de difusión de la cultura francesa y el constante apoyo a los artistas nacionales son la razón de existir de esta institución y el mayor reto de los que la dirigen. Y aunque surgió como un ente de enriquecimiento lingüístico de los países en los que tiene presencia, lo cierto es que el trasfondo de L’Alliance Française es enriquecer la cultura de los pueblos a través del arte en sus diferentes facetas.
ESTILO se sumergió en ese pedacito del país galo para hablar con monsieur Marc De LeHelle d‘Affroux, actual director de la institución en Tegucigalpa, quien nos habló de su experiencia durante casi tres años en tierras hondureñas.
El destino trajo a Honduras al director de la Alianza Francesa , quien nos recibió en su estudio rodeado de carteles y pinturas que develan varias de las actividades artísticas que se han desarrollado en ese centro cultural.
Si bien, antes de su llegada a Honduras su mirada estaba fija en la capital colombiana, la vida lo trajo hasta aquí, sin pensar que meses más tarde se convertiría en uno de los pocos promotores natos de la cultura en la ciudad.
Había escuchado de Honduras más por cultura general que por otra cosa, ya que su formación fue en español. "Me enamoré de la lengua española desde chico, siempre me atrajo la cultura hispánica y en la adolescencia y como adulto una de mis grandes pasiones
ha sido América Latina", dice.
Desde su llegada a Tegucigalpa en 2009, uno de sus principales retos fue hacer llegar la cultura a los hondureños sin distinción de razas o estatus social. Así, en la actualidad, la institución ofrece una colorida y dinámica agenda que mezcla a la perfección el talento de los artistas franceses y hondureños.
El vino a Honduras en un año de crisis política. De ahí que su primer reto fue hacer prevalecer la cultura sin importar los acontecimientos externos del momento y la visión que el mundo tenía entonces de Honduras y su situación política. "Creo que la cultura y la educación deben ser neutrales ante todas las adversidades que puedan suscitarse en un determinado lugar y mi gran pregunta al llegar a Honduras se convirtió a la vez en un gran reto que sirvió de parámetro al resto de los
centros culturales de la ciudad", recuerda el entrevistado.
¿Cerrar la Alianza Francesa o dejarla abierta para deleite de quienes, en medio de la adversidad, necesitaban calmar su sed de culturizarse? Ese fue su dilema. Una decisión nada fácil pero tampoco imposible. "Las alianzas francesas en el mundo tienen un papel de neutralidad porque son asociaciones de derecho local, aquí la Alianza Francesa es hondureña, en tal sentido, ¿porqué quitar el derecho a la cultura si nuestra institución no tiene un vínculo oficial con la Embajada de Francia?", cuestiona monsieur de LeHelle.
Así, mientras el resto de los centros culturales permanecían cerrados, la institución entró en una nueva era. "La Alianza Francesa de Tegucigalpa es hondureña, pensé, esta institución pertenece a los tegucigalpenses y no hay razones para cerrarla, mucho menos de privar a los hondureños de tener un espacio donde exhibir y apreciar muestras de arte en sus diferentes manifestaciones.
Y menos aún, de poder enriquecer su acervo lingüístico", agrega. Si bien fue un acto osado debido a las circunstancias, hay que reconocer que fue muy bien acogido por los hondureños.
"Fue una decisión que no sabía cómo sería aceptada, puesto que la capital se abatía en medio de una crisis política severa, finalmente no escuchamos críticas negativas sobre el hecho de dejar la Alianza Francesa, todo lo contrario", agregó.
Atraer a nuevos alumnos, explicarles qué es y para qué sirve el aprendizaje del francés no es algo fácil en un país donde quienes buscan una segunda lengua se inclinan por el idioma anglosajón, pero nuestro entrevistado supo enfrentar ese reto.
"A la par de esto puse en marcha la política cultural de acoger a nuevos talentos de la plástica hondureña, artistas poco conocidos, o que nunca habían expuesto ". Es así como hace realidad el lema de la Alianza Francesa de acoger a un público que en tiempos pasados la veía como algo sencillamente inalcanzable.
"Actualmente se ha roto ese concepto de la Alianza Francesa. Ni en Honduras ni en el resto del mundo somos una institución para públicos reservados, este es un lugar abierto para todos", acertó Marc de LeHelle, quien asegura que en nuestro país faltan lugares para que los talentos nacionales puedan mostrar sus obras.
"En Honduras hay buenos artistas, pero lastimosamente hacen falta sitios para que ellos se den a conocer…hay que viajar un poco por el país para descubrir a los nuevos y buenos talentos", agrega.
Lester Rodríguez es un caso ejemplar, un joven hasta hace un par de meses desconocido en el campo artístico nacional y que recientemente exhibe su obra en el salón cultural de la Alianza Francesa. Como él hay muchos.
"Cuando vino a solicitar el salón de la Alianza Francesa, pocas personas en Honduras sabían quién era él y cuál era su propuesta artística", recuerda y añade, "Lester es un artista con un talento impresionante y actualmente estamos trabajando para que también sea conocido en París".
Esa es precisamente una de las grandes labores de la Alianza Francesa, descubrir los nuevos talentos de la plástica hondureña y llevarlos a la vista de todos en un salón abierto, que no genera costo alguno para quien expone entre sus paredes.
"Nuestros salones son gratuitos, no cobramos porcentaje por la venta de las obras, el único requisito es que el artista al final de la exposición dejen una obra para enriquecer el aspecto visual de la institución", explica.
"El artista hondureño es muy abierto, perceptivo y capta lo que el mundo hace y no hay que desaprovechar esa virtud", asegura el director de este centro que ofrece a artistas emergentes y ya consagrados la oportunidad de exhibir su obra y de ahí, la posibilidad de saltar las fronteras nacionales.
"Nuestra política es ofrecer al artista hondureño la oportunidad de expresarse y si nosotros podemos lograr que algunos de los talentos desconocidos en Honduras puedan alcanzar fama fuera de aquí evidentemente sería uno de nuestros principales
logros", expresa.
A casi tres años de su llegada al país el embajador de la cultura francesa ha conseguido algo que en el pasado era difícil de percibir, una Alianza Francesa democrática a nivel cultural donde han expuesto artistas con y sin fama.
"Hemos logrado que la gente redescubra la utilidad de la lengua francesa como lengua de trabajo de las Naciones Unidas,
de la Unesco, ONU, Comunidad Europea y demás, que descubran que no sólo en Francia se habla el francés, sino que en más de 56 países alrededor del planeta, pero también hemos logrado que los hondureños conozcan el talento de sus compatriotas y en muchas ocasiones enlazamos esa mezcla cultural franco-hondureña", dice con orgullo.