Escritas en los gruesos muros de la fortaleza, páginas enteras de la historia colonial hondureña, se alcanzan a leer. Relatos de infortunios, muertes violentas y pocos periodos de paz. Tras el descubrimiento de América, la Corona Española se volvió la dueña de los mares, fortalecida por las nuevas riquezas encontradas. En 1685, se decidió que se construiría en la Bahía de Omoa, una fortaleza que reabasteciera y protegiera las embarcaciones en ruta a Puerto Caballos, Trujillo y Belice.
La construcción de la fortaleza no comenzó sino hasta unos años más adelante y nunca se terminó. Para finales del siglo XVIII, los piratas eran cosa del pasado y la fortaleza se sumió en un mar de olvido. Ahora, ya restaurada, la fortaleza se ha convertido en uno de los destinos culturales más significativos de la Costa Norte. Tras recorrerla, los viajeros tienen la oportunidad de caminar por Omoa y sus alrededores; practica el canopy y el senderismo en la Reserva Ecológica de El Paraíso, a diez minutos de la entrada principal al pueblo de Omoa.
Tal vez prefiera descansar como verdadero príncipe a orillas del mar, en el cómodo y elegante hotel Paraíso. Y si viaja con la familia, el Parque Ecológico Infantil San Ignacio tiene piscinas, restaurantes, cabañas y un zoológico de primera.
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