Ya usamos los brazos (y mucho), fuerza sí tenemos: cargamos a los niños, la cartera, las bolsas del supermercado, y a veces esas tres cosas, al mismo tiempo.
Hay que conocer los músculos que vas a ir perfilando: bíceps, tríceps, deltoides, y hasta algo de pecho vas a reafirmar en el camino. Primero ponerse durita, luego, dar forma. Para cada grupo muscular hay movimientos: una vez que un instructor te los enseñe, los hacés de memoria.
Es importante tener a mano ligas o bandas elásticas: no hay que levantar enormes pesas, entrenar con resistencia es suficiente: en casa podés tener ligas y bandas para entrenar mientras ves una película.
Pesas: aunque sean las más pequeñas, sí las vas a necesitar. Tener mancuernitas en casa, te hará ver cómo hasta unas tan livianitas como 5 libras, hacen grandes cambios.
Un poco de lagartijas, no mata a nadie. Pedile a un instructor físico que te enseñe la manera correcta de hacerlas, con la postura correcta, verás cuánto vas mejorando aunque al principio parece difícil, pero no lo es.
Constancia, constancia. ¿Todos los días? Sí, y no te va a quitar demasiado tiempo, hazlo mientras ves televisión, Netflix o escuchás música. Serán los 15 minutos mejor aprovechados para los brazos que buscás.
Buena alimentación, como siempre. Si hay grasita en los brazos, hay en otros lados. Hacer caso al nutricionista, eso es todo.
Conforme los resultados se van notando, prémiate con blusas frescas, sin mangas, de tirantes, y off the shoulders. A lucir lo que ha costado conseguir.