Louis Creed, junto a su esposa Rachel y sus hijos Gage y Ellie, se mudan a una casa en una zona rural de Maine. Cerca de ella se encuentra un cementerio de animales del pueblo, el que deberán visitar tras la lamentable muerte de la mascota de la familia, donde luego del entierro, los Creed descubrirán que algo siniestró se esconde en ese cementerio.