La sal tiene la capacidad de elevar y abrir las cutículas del cabello, que son la capa externa protectora de cada hebra. Este proceso no solo contribuye a que el cabello luzca opaco y sin brillo, sino que también lo vuelve más vulnerable a daños y roturas. Cuando las cutículas están abiertas, el cabello pierde su estructura natural de protección, permitiendo que la humedad escape con facilidad y exponiendo la fibra capilar a agresiones externas como el sol y el viento, lo que puede deteriorar aún más su salud y apariencia.