Muchos la catalogaron como la boda del año, pero para Próspero Castellanos y María Isabel Simón, fue el día más feliz y memorable de sus vidas. La celebración, sin un límite de tiempo, se prolongó hasta el amanecer, con diversión de principio a fin. Los invitados, familiares y especialmente los novios, disfrutaron de una fiesta inolvidable que dejó un hermoso recuerdo en todos los presentes.