El príncipe Felipe fue una de las figuras más representativas de la corona inglesa y su muerte también tuvo un gran impacto en la familia real. A pesar de las condiciones actuales del Covid-19, los royals lograron desarrollar una ceremonia muy significativa haciendo uso de pequeños homenajes para despedirse de este miembro.
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La capilla donde se conmemoró el funeral del duque de Edimburgo también ha sido el lugar donde se han celebrado otros eventos importantes para la familia real como la boda del príncipe Harry con Meghan Markle y donde se casó la princesa Eugenia con Jack Brooksbank.
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Los simbolismos en el ataúd de Felipe, como la bandera que estaba dividida en cuatro partes: el cuadro superior izquierdo aboca al escudo de las armas danesas; el azul hace referencia a la bandera griega; otro indica el castillo de Edimburgo y el último a la familia Mountbatten.
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Sobre su ataúd se encontraba una espada, que fue un regalo del rey Jorge VI. También estaba decorado con flores blancas y una nota escrita a mano de parte de la reina Isabel II, quien la firmó bajo su apodo de infancia, Lilibet.
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La esposa del príncipe Harry, Meghan Markle, envió una corona personalizada para honrar al royal difunto.
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Los hombres de la realeza británica no usaron uniformes militares como de costumbre, sino abrigos negros con medallas, esto debido a que el príncipe Harry fue despojado de sus títulos militares después de su salida de la familia.
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La princesa Ana caminó en la procesión de ocho minutos, siendo una excepción de la tradición que solo las figuras masculinas de la familia real británica lo hagan. Esto puede ser a que mucho la llaman la hija favorita de Felipe.
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Kate Middleton rindió homenaje usando un collar de perlas, que pertenece a la reina Isabel.
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La reina utilizó en su atuendo el broche de Richmond, que le perteneció a su abuela, la reina María.
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El duque de Edimburgo fue trasladado en un Land Rover modificado que hace una relación con su vida en la milicia.
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Felipe no fue enterrado en su lugar de descanso final, en vez de esto, fue puesto en una bóveda real ubicada en la parte inferior de la capilla de San Jorge. Allí se mantendrá hasta la muerte de la Reina, luego será movido junto a ella a una capilla conmemorativa en Windsor.