Más que felices. Así llegaron los novios esa noche a la Iglesia San Francisco en el casco histórico de Tegucigalpa, que se inundó con los sonoros repiques de las campanas anunciando la boda.
Alejandra a bordo de un Pontiac azul Le Mans de 1966 lucía radiante y del brazo de su padre se dirigió al atrio mayor donde la esperaba ansioso álvaro.
Allí, espigados jarrones con cartuchos y baby breath recibieron a familia e invitados que luego se condujeron por un camino de velas flotantes y hiedra junto al cortejo.
Al frente en el altar mayor, hermosos arreglos con abundantes rosas, agapantos, hiedra y baby breath fueron el marco de la romántica ceremonia religiosa celebrada por el sacerdote Carlo Magno Núñez que los declaró marido y mujer.
Los padres de los novios, álvaro y Sandra López; Ramón y Conchita Sarmiento acompañaban orgullosos a sus hijos desde los primeros lugares, y junto a los padrinos les dieron su bendición.
Antes de dirigirse a celebrar su matrimonio, álvaro y Alejandra se dirigieron a la imagen en lienzo de la Virgen y colocaron a sus pies el aromático bouquet, ofrenda de entrega matrimonial.
Seguidamente, todos partieron hacia el Hotel Real InterContinental que para la ocasión fue acondicionado por la wedding planner Danielle Kluck y Leonte Rueda con diferentes ambientes y elegantes sillones, mesas rectangulares, jarrones oversize con ramas cuajadas en flores y veladoras colgantes.
Entre la algarabía de la noche, Vito y Ale, como se les conoce a álvaro y Alejandra de cariño, dieron a sus invitados botellas gravadas con sus nombres para que degustaran con toda comodidad sus cocteles.
Pero la verdadera sorpresa fue la entrada de un grupo de mimos que vestidos con coloridos trajes y llamativo maquillaje levantaron a todos de sus asientos.
La divertida celebración se prolongó hasta el día siguiente, justo a tiempo para que los ahora esposos partieran a su viaje de luna de miel.
Alejandra a bordo de un Pontiac azul Le Mans de 1966 lucía radiante y del brazo de su padre se dirigió al atrio mayor donde la esperaba ansioso álvaro.
Allí, espigados jarrones con cartuchos y baby breath recibieron a familia e invitados que luego se condujeron por un camino de velas flotantes y hiedra junto al cortejo.
Al frente en el altar mayor, hermosos arreglos con abundantes rosas, agapantos, hiedra y baby breath fueron el marco de la romántica ceremonia religiosa celebrada por el sacerdote Carlo Magno Núñez que los declaró marido y mujer.
Los padres de los novios, álvaro y Sandra López; Ramón y Conchita Sarmiento acompañaban orgullosos a sus hijos desde los primeros lugares, y junto a los padrinos les dieron su bendición.
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Alejandra con los caballeros del cortejo al concluír su boda religiosa (foto: Daniel Mendoza)
Antes de dirigirse a celebrar su matrimonio, álvaro y Alejandra se dirigieron a la imagen en lienzo de la Virgen y colocaron a sus pies el aromático bouquet, ofrenda de entrega matrimonial.
Seguidamente, todos partieron hacia el Hotel Real InterContinental que para la ocasión fue acondicionado por la wedding planner Danielle Kluck y Leonte Rueda con diferentes ambientes y elegantes sillones, mesas rectangulares, jarrones oversize con ramas cuajadas en flores y veladoras colgantes.
Entre la algarabía de la noche, Vito y Ale, como se les conoce a álvaro y Alejandra de cariño, dieron a sus invitados botellas gravadas con sus nombres para que degustaran con toda comodidad sus cocteles.
Pero la verdadera sorpresa fue la entrada de un grupo de mimos que vestidos con coloridos trajes y llamativo maquillaje levantaron a todos de sus asientos.
La divertida celebración se prolongó hasta el día siguiente, justo a tiempo para que los ahora esposos partieran a su viaje de luna de miel.
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