Cada uno de los embajadores se desplazaron desde el Palacio de Santa Cruz, sede oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, hasta el Palacio Real, en carrozas de época de Patrimonio Nacional, escoltados por el Escuadrón de la Guardia Real a caballo y la Escuadra de Batidores de la Policía Municipal. La banda de música de la Guardia Real recibe a los embajadores en el Patio de la Armería, interpretando los himnos de sus respectivos países.
La diplomática de Honduras, María Dolores Agüero Lara, fue recibida por el Rey Felipe VI, a quien presentó la carta credencial que permite la plena incorporación de los embajadores a sus legaciones.

Asimismo se acreditaron los representantes del Principado de Mónaco, Catherine Liliane Dominque Fautrier Rousseau; de la República de Letonia, Maris Klisans; de la República de Chipre, Helena Mina; de la República de Guinea-Bissau, Abel Coelho de Mendonça; de la República Oriental del Uruguay, Teresa Ayala Barrios, y de la República de Ghana, Muhammad Adam.
Las Cartas Credenciales son el documento que acredita a un embajador extranjero como representante y máxima autoridad diplomática de otro país en España. La ceremonia de entrega ante el jefe del Estado se remonta al siglo XVIII, y se ha mantenido prácticamente intacta en su desarrollo hasta nuestros días.