Eso no le quitó la esperanza a Yolanda Chávez. Sabía que tenía la perseverancia y las ganas de triunfar en cualquier camino que eligiera. Fue así que decidió aprender todo sobre belleza, era un mundo que le cautivaba, que quería explorar más allá de lo básico que se realizaba entonces en los salones de finales de los 70 en Tegucigalpa.
Y vaya si lo logró. Fueron años de mucho trabajo pero también de satisfacciones. Yolanda’s abrió su primer salón hace poco más de cuatro décadas y su siempre sonriente propietaria no dejaba de pensar en cómo mejorar, cómo crecer e innovar.
Escuchar su testimonio hace un par de años en un evento para mujeres emprendedoras resultó más que inspirador. Ahí comprobamos que Yolanda Chávez nunca se puso límites, nunca se conformó. El pequeño salón fue creciendo, de lo más elemental a lo más sofisticado. Sin duda una pionera que supo adoptar las tendencias beauty globales a la vida cotidiana en el corazón de Centroamérica.
Yolanda’s superó barreras y abrió el camino a las siguientes generaciones, a nuevas cadenas y estudios de make up, pero su fundadora nunca se quedó atrás, vanguardista y decidida, se especializó en todas las áreas posibles y lo hizo también con su equipo de colaboradoras, que cariñosamente la llamaban doña Yoli.
Reunió a los clientes VIP y a todas las que soñaban un beauty make over, abrió sucursales, incluyendo en San Pedro Sula, incorporó novedosos tratamientos y pronto tuvo como su mejor aliada a su hija María José Roque, quien heredó su pasión por este rubro.
Yolanda también llevó su talento y su magia a algunas ediciones de Estilo Moda, donde hombro a hombro, junto a sus colaboradoras, recreó looks de las pasarelas de este evento en el que ganó aplausos pero más que eso, cariño y reconocimiento.
La sorpresiva partida de esta luchadora incansable de 64 años queda como un ejemplo más de como con perseverancia y pasión se pueden alcanzar los sueños. Su vida fue un regalo y un ejemplo para sus tres hijos, hermanos y decenas de personas que hoy lloran su ausencia.
Aunque falten las palabras, sobra la admiración por una pionera, una mujer grandiosa pero cálida, que vivirá siempre en los corazones de su familia, amigos y clientes. ¡Hasta siempre doña Yolanda Chávez!
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