Esa mañana la Iglesia San Francisco decorada con aromáticas velas y arreglos a base de lirios, varsovias y rosas blancas estaba lista para recibir a la enamorada pareja. Daniel Guzmán al pie del reclinatorio frontal, esperaba a Ileana que entró al templo del brazo de su padre y luciendo un vestido diseñado en tul de plumeti y encaje rebrodé por la española Rosa Clará.
Sus padres, Daniel y Vivien Fortín y Hugo y Yolanda Guzmán contemplaron desde los primeros lugares la emotiva ceremonia oficiada por el padre Carlomagno Núñez, entre los cantos sacros del tenor Carlos Eduardo Martínez y las notas de la Orquesta Filarmónica Coral de Honduras a cargo del director Jorge Mejía.
Seguidamente, novios, familiares y amigos, algunos de ellos provenientes de Colombia, tierra natal del novio, se trasladaron a la Hacienda El Trapiche para empezar la diversión. Ileana y Daniel bailaron la canción Día de día del artista colombiano Andrés Cepeda y, rodeados de una decoración con inspiración vintage-romántica donde imperaban las veladoras, espejos biselados, lámparas clásicas, mantelería y accesorios florales en colores dorado antiguo y blanco a cargo de la wedding planner Ana María Durón, atendieron y compartieron con sus amigos hasta que el sol se ocultó.
La nacionalidad de la enamorada pareja, determinó que eligieran como menú para la recepción, especialidades hondureñas y alemanas, además de una isla de carnes, isla de mariscos, isla de quesos y fiambres europeos elaborados por Rufo Paredes de Alondra Catering.
Isabel Fortín, hermana de la novia y Elisa Canahuati, amiga desde su infancia, fueron las encargadas de preparar los postres para ese memorable día, y Daniel se lució preparando para los invitados shots de néctar, un típico licor colombiano a base de aguardiente de anís, el preferido de la juventud de su tierra.