Seniors 2024
Y ese día, el de la boda, finalmente llegó. La pareja selló su amor en la tierra natal de la novia, en Honduras, ante la atenta mirada de más de 220 invitados. Algunos de ellos, de hecho, habían presenciado el nacimiento de su amor. Se conocieron por casualidad en uno de los destinos de Estados Unidos hace más de un año y fue amor a primera vista.
La Basílica Nuestra Señora de Suyapa se encontraba decorada muy sobria y sencilla, con plantas Eugenias y arreglos de flores de mano de León. Como deseo de la novia, sus fieles conductores desde su infancia, Julián y Óscar, le abrieron las puertas de la Iglesia para dar paso a ese maravilloso e inolvidable día que quedaría marcado para siempre en sus corazones.
Ante los ojos de su madre, Rosamaría Lara-Cuculiza, y de sus hermanos, Miro y Mirko JR, Lorella llegó tomada del brazo de su padre, Mirko Cuculiza, caminando sobre una alfombra persa mientras al fondo se escuchaba “Can’t Help Falling In Love” de Kina Grannis.
Desvelaba así, bajo los últimos rayos de sol del día, el secreto mejor guardado de toda novia: sorprendió con un romántico diseño en tono blanco, de encaje sin tirantes con escote corazón una creación, de la firma Monique Lhuillier.
La ceremonia fue oficiada por el Sacerdote Juan Ángel López, y las lecturas estuvieron a cargo de los miembros de la familia de Lorella: Aida Pedemonte, Roberto Lara, Melanie Rice Watson y María Dolores Agüero. En esta ocasión especial, estuvieron cerca los padres del novio, Mirko y Rosamaría Lara-Cuculiza Lara y Cary y Janet Herzog, así como los padrinos Carlos y Daniela Rivera de Zelaya, y Bennett y Mackenzie Weickert.
Una vez finalizada la ceremonia, los novios abordaron un Mercedes Clásico color negro de 1965, el que los llevaría a Invernaderos del Trigo en el Hatillo, que lucía espectacular y donde la magia, el amor y la dedicación se apreció en cada detalle que la mamá de la novia, Rosamaría, como Diseñadora de Interiores y Planeadora de la boda, había cuidadosamente seleccionado. Para la decoración floral, eligió al talentoso florista Leonte Enrique Rueda, considerado el mejor en su campo.
Los invitados fueron recibidos con melodías de saxofón interpretadas por Luis Bustillo. Minutos después, los novios hicieron su entrada a una extraordinaria pista de mosaico italiano en tonos café oscuro con crema, adornada con bellos chandeliers de cristal “Maria Antonieta”, que sobresalían bajo un cielo entelado color negro. Tomados de sus manos y sonrientes, Lorella y y Derek hicieron su primer baile como esposos al son de “Another” de Adam Doleac. Más tarde, padre e hija bailaron “Eres mi sueño” de Fonseca, mientras que alrededor de la pista las emociones de los asistentes se reflejaban en lágrimas de alegría, fotos, sonrisas y suspiros.
Los novios, acompañados de sus progenitores, sus hermanos e invitados, alzaron sus copas para brindar por la dicha y felicidad del nuevo matrimonio. Asimismo, el padre de la novia dio la bienvenida a todos los extranjero y entre familiares e íntimos amigos brindaron por la unión y amor de Derek y Lorella.
Una fiesta mágica e inolvidable
Se seleccionó una gama de colores que incluía tonos crema en el mobiliario, negro en los grandes espejos que adornaban todo el salón, y alfombras persas distribuidas por todo el espacio. Los árboles de gran tamaño, elaborados con estructuras de hierro negro y cubiertos con follaje verde de sauce llorón, añadieron un toque de verdor. El resultado fue un ambiente verdaderamente mágico.
Quedaron encantados con el Venue de Invernaderos del Trigo, el cual fue seleccionado debido a que es un lugar espectacular que cuenta con su propio chef, Saddy Corrales, y un equipo profesional liderado por Hilda Lagos. Gracias a su habilidad y dedicación, lograron satisfacer exitosamente todos los deseos de la Planner y mamá de la novia.
La fiesta fue alegre y rebosante de amor y alegría, amenizada por el destacado DJ Vic Bueso, el mejor como se refiere Rosamaría, logrando mantener un ambiente vibrante hasta el amanecer.
Los novios Lorella y Derek sintieron gratitud, alegría y amor en esa mágica noche, y estos sentimientos quedarán grabados en sus corazones y en los corazones de sus invitados ¡para toda la vida!
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