Para esta conmemoración, el joyero Manuel Aguirre se encargó de renovar el resplandor de la Virgen de Suyapa. Ahí, en el silencio de su taller y con infinita alegría y agradecimiento, Manu, como todos lo conocemos, pulió cuidadosamente toda la pieza y le agregó nuevos elementos que aportan luz y brillo a la imagen.

Tal como explicó el orfebre, dispuso una selección de cristales de Swarovski de edición limitada, que se verán al final de los rayos del resplandor, adicionando 28 nuevas piedras redondas y 43 tamaño mini en la parte inferior, mientras que en la corona colocó con arte y cuidado zafiros, esmeraldas y diamantes, "luce espectacular", dice con emoción.
Esta no es la primera vez que Aguirre trabaja con devoción en el resplandor de la morenita de Suyapa, la primera vez fue hace cinco años, cuando elaboró uno en bronce, con cabujones de piedras y posteriormente diseñó uno más pequeño en forma de 8, "posteriormente tuve la oportunidad de colaborar en un resplandor más grande hecho por manos hondureñas con materiales en plata, perlas, cristales y piedras preciosas. Fue una inspiración".

Para Manu, este es un trabajo muy especial, motivo de orgullo y agradecimiento, "me considero el consentido de la virgen, es un honor engalanarla para mi pueblo, para los devotos. Ha sido una responsabilidad muy grande, ¡es como mi proyecto de graduación! Doy gracias por poder ser parte de esta historia, espero que le guste a la feligresía".
Devoto mariano, desde hace una década Aguirre comenzó a realizar trabajos orfebres para obras de la iglesia como una corona para San Judas Tadeo y la decoración del Santísimo.

Hoy comparte su emoción por este nuevo trabajo realizado con fervor y con una plegaria especial, "pido a la virgen que interceda ante su hijo por nuestra Honduras, nuestro pueblo, nuestra gente humilde, por todos los que este año no podemos reunirnos en su casa en la Basílica pero seguiremos la celebración por los medios. Le pido que se apiade de sus hijos enfermos de Covid, que interceda por este pueblo que hoy más que nunca estamos arrodillados ante nuestro Dios".
