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Siendo un adolescente, obtuvo varios empleos a tiempo parcial, incluso trabajó con un sastre antes de partir a París en 1945 tras el sueño de convertirse en modisto. Una vez allí estudió arquitectura y trabajó para la casa de Jeanne Paquin Elsa Schiaparelli. En 1947 fue nombrado jefe del atelier de Christian Dior y luego que su aplicación fuera rechazada en Balenciaga, estableció su propia casa de alta costura en 1950.

El estilo futurista se convirtió en su consigna, poniendo en escena el vestido burbuja o robe bulle, con sus formas redondeadas. En ese entonces abrió Eve, su primera tienda en París. Pronto, sus elegantes e innovadores diseños encontrarían seguidores entre la alta sociedad e incluso llamarían la atención de Jackie Kennedy. Decidido a borrar cualquier rastro de la belle epoque, en los años 50 fue reconocido por su estilo vanguardista, y en los 60 por sus diseños inspirados en la era espacial. Prefería las formas y los motivos geométricos, a menudo ignorando la forma femenina.
"Lo esencial es el corte, el volumen. La línea es algo que pasa con el tiempo", solía repetir. Innovó al crear la moda unisex y en los 70 puso de moda la alternancia de faldas mini y maxi. Su fijación por el infinito dominó algunos de sus diseños más famosos, que parecían construidos en un taller espacial. Estaba tan enamorado del programa espacial que incluso hizo un viaje a la NASA, donde se probó un traje de astronauta.

En 1978 firmó contratos con la URSS, siendo el único diseñador en abrir una fábrica en un país comunista. Cinco años más tarde inauguró el primer restaurante occidental en China: Maxim’s. Además, era dueño bajo ese mismo nombre una cadena de hoteles y la licencia de una amplia gama de productos alimenticios. "Admiro el sueño, aquello que puede convertirse en realidad. Si me preguntan por una persona diría la Madre Teresa y Mahatma Gandhi. En el panorama actual admiro a los científicos. En particular, a los médicos".
Diseñador, estilista, hombre de negocios, creativo infatigable, promotor del arte, la lista es larga para describir el recorrido de este genio, cuya historia es revelada en House of Cardin, un documental que se estrenó en septiembre. Todos los diseñadores tienen una obsesión y la suya eran los círculos. Desde la luna hasta el casco globular de un traje espacial, esa forma le fascina. El atractivo del círculo, dijo el diseñador en el documental, es que es "infinito". "Un cuadrado, un rectángulo, un triángulo tiene un final", explicó. "Pero un círculo es una continuación".