El eterno glamour de Mónaco volvió a hacerse patente el pasado fin de semana en la divertida fiesta de Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo tras anunciarse su boda.
El novio, convertido en un dandi a lo Gran Gastby, con traje blanco, sombrero de Panamá y corbata de alegre estampado, y la novia, todo un referente del estilo hippy chic, en la romántica damisela, con vestido largo de estampado floral, pamela con flores y, por descontado, su impresionante anillo de compromiso.
La pareja y sus invitados, entre los que se encontraba la princesa Alejandra de Hannover, llegaron a Saint-Jean-Cap-Ferrat, en la Costa Azul, abordo del yate familiar de los Grimaldi, Pachá III.
Tras desembarcar, Andrea, Tatiana y Alejandra y el resto del grupo de amigos se trasladaron hasta la fabulosa casa de un amigo de Carolina de Mónaco, donde se celebró la fiesta, y en la que ya se encontraban la princesa Carolina y sus otros dos hijos, Carlota y Pierre Casiraghi.
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