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Ceremonia del Jubileo

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Hubo una ceremonia religiosa, un almuerzo y luego recorrió las calles de Londres en su carruaje State Landau, el mismo que usaron Carlos y Lady Di tras su boda.

05/jun 2012

Arropada por una impresionante multitud, la reina Isabel II de Inglaterra cerró hoy la histórica celebración de su Jubileo de Diamante desde el balcón del palacio de Buckingham sin su esposo, el príncipe Felipe, que sigue internado.

Más sonriente que ayer, la soberana británica, de 86 años, cerró en Londres unos actos meticulosamente planeados y ejecutados durante los últimos tres días, que han dado lugar a festejos multitudinarios con motivo de sus 60 años en el trono.

Centenares de miles de personas, que vestían y ondeaban la bandera británica, inundaron las calles de Londres desde primera hora de la mañana para seguir el último acto del Jubileo, el paseo en carroza por el Mall de la reina y su posterior saludo desde Buckingham, con un desfile de aviones militares en el cielo.

La jornada arrancó con un servicio religioso en la catedral de San Pablo a cargo de su deán, David Ison, y con un sermón del arzobispo de Inglaterra, Rowan Williams, quien rindió tributo a 'toda una vida de dedicación' de la soberana.

En el sermón no faltó un recuerdo para el gran ausente de la jornada: el duque de Edimburgo, de 90 años, internado desde ayer por una infección de vejiga en el hospital King Edward VII, donde permanecerá unos días más.

Su ausencia no impidió que se celebrasen según el horario y agenda prevista los actos, que, según dijo el premier David Cameron, 'han mostrado lo mejor del Reino Unido'.

En este ambiente festivo, 'todo el mundo está muy preocupado por la salud del duque de Edimburgo', apuntó el líder tory.

El tiempo, malo desde del domingo en Londres, respetó hoy el calendario de eventos hasta casi el final, pues la lluvia ya caía cuando la reina saludaba desde el balcón de Buckingham.

'En momentos así te sientes muy orgulloso de ser británico. Nosotras venimos de Midlands, y el objetivo era ver hoy a la reina y a la Familia Real', dijo la británica Susan Cotterell, vestida de azul y rojo, los colores de la bandera de su país, en la plaza de Trafalgar.

Además del servicio religioso, Isabel II acudió a una recepción en Mansion House seguida de un almuerzo de miembros de la Casa Real en Westminster Hall, en el Parlamento británico, con 700 invitados.

Después, recorrió céntricas calles de Londres en una llamativa procesión de carrozas por el Mall y saludó a los congregados desde el carruaje State Landau 1902, en el que le acompañaron su heredero, el príncipe Carlos, y su esposa Camilla. Es el mismo que habían usado Carlos Y lady Di tras su boda.

El colofón a los festejos tuvo lugar en el balcón del Palacio de Buckingham, donde una Isabel II sonriente saludó a sus súbditos, que no dejaban de aclamarla y gritar 'Dios salve a la Reina'.

Sesenta salvas de cañón saludaron la entrada de la reina al palacio, donde le esperaba la Guardia Real formada en el patio.

En el balcón estuvieron junto a ella el príncipe Carlos y Camilla, los príncipes William y Harry y Kate Middleton, radiante con su un elegante vestido en color salmón muy suave y tocado a juego.

Los actos por el Jubileo de Diamante de Isabel II han estado marcados por su carácter lúdico y la pompa, como el espectacular desfile de mil barcos por el Támesis del domingo que congregó a más de un millón de personas a las orillas del río a pesar de una persistente lluvia y unas temperaturas invernales.

Si aquel fue el mayor espectáculo naval celebrado en el Reino Unido en los últimos 350 años, también resultó deslumbrante el megaconcierto celebrado anoche en los jardines de Buckingham, que reunió a varias generaciones de músicos, como Stevie Wonder, Paul McCartney o Elton John.

Hoy, tras el saludo desde el balcón real, no cesaron los clamores a la reina ni la lluvia detuvo la celebración de un impresionante desfile aéreo de las Fuerzas Aéreas Británicas, que dejaron en el aire estelas de azul, blanco y rojo, los colores de la bandera británica.

Antes de poder descansar de estos cuatro días de festejos, la soberana todavía debe dirigir esta tarde un mensaje de agradecimiento a sus alrededor de 60 millones de súbditos británicos y al resto de países de la Commonwealth.

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