Hace más de 200 años, en 1812, los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm publicaron en la ciudad alemana de Kassel un volumen con cuentos populares de la época. Entre ellos había uno especialmente conocido: Sneewitchen, (su nombre en alemán) que conocemos globalmente como Blancanieves. El cuento, inspirado en dos princesas históricas: la baronesa Maria Sophia Margaretha Catharina von Erthal y la condesa Margaretha von Waldeck, se convirtió en más popular de los hermanos Grimm y posteriormente en uno de los más adaptados a la cinematografía.
Fue, además, el primer largometraje animado de Disney, que se estrenó en diciembre de 1937, y que nos brindó la imagen que actualmente conocemos de la princesa, con su vestido de mangas abullonadas y falda amarilla y marcado aire medieval.

La historia de la Blancanieves llegó una vez más al cine con la nueva adaptación live action de Disney, que tuvimos la oportunidad de ver en su pre estreno en Tegucigalpa. A pesar de cierta crítica previa en redes sociales, fuimos dispuestos a apreciarla sin sesgos y redescubrir el famoso cuento como si fuera la primera vez.
Desde el comienzo, una explosión de vívidos colores estalla en la pantalla, mientras se desarrolla la primera parte de la historia, en la que apreciamos la bondad de Blancanieves, la belleza del castillo y el pueblo que lo rodea y la vida perfecta que llevaba hasta la muerte de su madre. Luego, los tonos se vuelven más sombríos con el casamiento de su padre con la Malvada Reina, quien posteriormente ordena asesinarlo.

Con vehemencia y candidez, la actriz de 23 años, Rachel Zegler se adueña del personaje en su adolescencia, cuando su belleza interior y exterior florece, despertando los celos de su madrastra, interpretada por Gal Gadot.
El remake tiene los ingredientes para convertirse en un éxito. Los números musicales son pegajosos, quizás unos más entretenidos que otros; la paleta visual colorida y mágica; Zegler sabe cómo ser dulce y fuerte a la vez y aún la Malvada Reina es divertida y glamorosa, con sus imponentes vestidos, uñas puntiagudas XL y fabulosas joyas.

Dirigida por Marc Webb, Blanca Nieves tiene ese encanto especial que no siempre encuentras en un live action, así como una buena dosis de mensajes positivos, que tanto necesitamos ahora. Vale la pena destacar la capacidad vocal de Zegler, quien canta de manera impecable sus temas.
Lo que menos nos emociona sean quizás los siete enanos, personajes CGI, creados a partir de gráficos generados por computadora. Sin embargo, el charm y la inocencia de Dopey (Tontín en Latinoamérica) podría conmoverte.

La controversia
La producción de Blanca Nieves, protagonizada por Rachel Zegler, actriz estadounidense de raíces colombianas y polacas, junto a la productora, actriz y modelo israelí, Gal Gadot, le costó a Disney aproximadamente unos 270 millones de dólares. Sin embargo, pese a tratarse de una película de gran presupuesto, se prohibió la entrada de la prensa al estreno en Hollywood, el 15 de marzo, y al estreno europeo, tres días antes, en un remoto castillo del norte de España.
Ese acceso restringido de los medios de comunicación se debe probablemente a la lluvia de críticas en redes sociales y medios, que expresaron indignación por la elección de una actriz de raíces latinas para el personaje principal, algo similar a lo que ocurrió con el fichaje de Halle Bailey para interpretar a La Sirenita (2023).

Como explicó Zegler en una entrevista en 2024, en lugar de llamarse así por su “piel tan blanca como la nieve”, el nombre de la princesa hace referencia a otra versión del cuento de hadas, en la que la niña sobrevive a una tormenta de nieve cuando es un bebé. “Así que el rey y la reina decidieron llamarla Blancanieves para recordarle su resiliencia”, explicó la actriz.
La elección de Rachel no es la única que desató la controversia. El papel de la Malvada Reina que recayó en la actriz israelí Gal Gadot también fue motivo de molestia para diversos activistas, que tras el lanzamiento del primer trailer, incitaron a boicotear el filme.

Gadot, quien hace un par de días recibió su estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood, ha expresado su apoyo a Israel desde los atentados terroristas de Hamás en octubre de 2023.
La historia no termina ahí, los siete enanos no se libraron de la crítica. Luego que Peter Dinklage, el galardonado actor de Game of Thrones provocara un debate en 2022 al decir que no hacía sentido que Disney hiciera “historia anticuada sobre siete enanitos que viven juntos en una cueva”.

Un día después de la entrevista, Disney anunció que cambiaría a los coprotagonistas de Blancanieves por “criaturas mágicas” creadas con imágenes generadas por computadora (CGI, por sus siglas en inglés), reacción que generó malestar entre actores de comunidades de personas con ADEE (Acondroplasia y Otras Displasias Esqueléticas con Enanismo), quienes criticaron el cambio como una pérdida de posibles papeles en una gran producción.

”No hay nada de malo en que alguien con enanismo interprete a un enano. Siempre que se nos trate con igualdad y respeto, solemos estar más que encantados de aceptar cualquier papel interpretativo que sea adecuado para nosotros...Creo que Disney se está esforzando demasiado por ser políticamente correcto, pero al hacerlo está perjudicando nuestras carreras y oportunidades”, dijo el actor británico, Choon Tan.
Independientemente de la controversia, lo cierto es que Snow White llega con una adaptación de una princesa moderna, que no está en la búsqueda de un príncipe que le ayude a resolver sus problemas sino que está dispuesta ella misma a solucionar los de los habitantes del reinado, un necesario cambio de argumento que suma puntos a su favor.

Al final, lo que importa es la percepción personal, disfrutar el filme, la cinematografía, la música; en lo personal me encantaron las escenas de los enanos mientras trabajan en la mina y vuelven a casa al ritmo del clásico Heigh-Ho; la de la limpieza de la cabaña y la coreografía final, con una vestimenta impecable y alegría contagiosa.