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Fiesta en la Semana de la Moda en París

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Anna ama lo barroco y ultra detallado y así ha sido su fiesta.

28/sep 2012

Y entonces, Anna Dello Russo descendió desde el cielo. Por cielo entiéndase la bóveda del Paradis Latin de París y el descenso entiéndase literalmente; un columpio cabaretero con forma de corazón de rosas en cuyo centro iba primorosamente sentada la reina, la guardiana de la moda, Anna Dello Russo.

A partir de la fiesta de presentación de su colaboración con H&M, habrá que redefinir el concepto. Anna ama lo barroco y ultra detallado y así ha sido su fiesta. Cuando parecía que no podía haber más, había más. Bailarinas que eran despampanantes réplicas suyas, máscaras con su cara -con un efecto colectivo entre hilarante y perturbador-, antifaces venecianos, mini chisteras de purpurina y velos rojos, abanicos de plumas, pelucas rosas y azules... Los accesorios son vitales, proclama ella. Y vaya si lo son.

Entre su descenso celestial y su esperado número de You need a fashion shower, que ya es el himno de la moda de este año -¿y de la década?- se ha subido al escenario lo más cool. Primero, Zebra Katz; un descubrimiento de Rick Owens, que eligió 'Ima Reed' como banda sonora de su desfile de otoño/invierno 2012-13 y que ha conseguido que todo el Paradis Latin coreara el tortuoso y sexy estribillo sobre esa chica a la que hay que enseñar modales. Después, Azealia Banks. Su melena de sirena y un cuerpo de baile tan espectacular que resultaba hipnótico. 'Van Vogue', 'Liquorice' y, por supuesto, '212' con Anna haciendo los coros y el Paradis Latin rugía de placer.

Después, mientras Horse Meat Disco pinchaba disco haciendo honor a su alias, se podían ver congas improvisadas formadas por Poppy Delevingne, Derek Blasberg, Peter Dundas y Cara Delevingne llevando la gorra del cantante de Zebra Katz. Liya Kebede bailaba en otra esquina, Kirsten McMenamy hacía danzar su prodigiosa melena de hechicera, Jessica Stam miraba con atención el escenario mientras Blanca Li guiaba una coreografía, Jeremy Scott formaba otra conga...

La lista de invitados era tan larga como deslumbrante. Anna invitaba, y con eso sobran las palabras. Lo mejor de todo ha sido verla bailar con una timidez encantadora e inesperada para alguien que ha bajado en un balancín del cielo... Anna rocks.

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