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Honduras celebra fiesta tradicional en honor a la Virgen de Suyapa

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La pandemia impidió a los feligreses reunirse en una sola celebración en las afueras de la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa, pero la devoción no sabe de confinamiento y de manera virtual se unieron al 274 aniversario del hallazgo de la Patrona de Honduras.

03/feb 2021

La calma que rodea este día la Basílica de Nuestra Señora de Suyapa no es nada común de un 3 de febrero. Desde hace décadas, la víspera de esta fecha congrega a miles de feligreses de todas partes del país que llegan a visitarla en su día, una fiesta mariana que se vive con verdadero fervor, alegría y agradecimiento.

La pandemia rompió la tradición y el distanciamiento llevó a los devotos a rendir homenajes en la intimidad de sus casas, en sus pequeños altares, encendiendo velas en su honor y uniéndose a festejos virtuales y liturgias que exaltan la imagen de la madre de Jesús.

Las mañanitas y las luces de los fuegos pirotécnicos fueron irrenunciables anunciando la fiesta patronal más importante de los hondureños. Una fecha cargada de simbolismo, especialmente en una época en la que la crisis sanitaria llena de dolor a miles de familias que piden el milagro del fin de la pandemia.

El hallazgo

La diminuta imagen de la virgen de Suyapa, advocación de la virgen María, fue encontrada un sábado de febrero por un labrador, Alejandro Colindres, y un niño de ocho años, Jorge Martínez, quienes regresaban cansados de la faena en los cultivos de maíz a la aldea de Suyapa, (que deriva del nombre indígena 'coyapa', que significa 'en el agua de las palmeras').

Según narra la historia, al caer la noche decidieron pernoctar en las orillas de la quebrada del Piligüín. Al acostarse en el suelo, Alejandro sintió que algo que le impedía acomodar la espalda, a oscuras y sin saber qué era, tomó el objeto y lo lanzó lejos. Al recostarse nuevamente sintió aquella molestia en el mismo lugar lo retiró y en lugar de lanzarlo lo guardó en su bolso.

Al brillo de la mañana, el labrador descubrió que el misterioso objeto era una pequeña imagen de la virgen tallada en madera de cedro. La imagen de apenas seis centímetros y medio de altura parecía esculpida con devoción hacía mucho tiempo.

Fechas clave

En 1777, el Cabildo Eclesiástico de Comayagua dio licencia para la edificación de una capilla para resguardar la imagen de la virgen y celebrar en ella la Santa Misa. La bendición de esta ermita, y la primera misa, se efectuaron en 1780, año en que fue edificada.

Según documentaciones históricas, el primer milagro notable adjudicado a la virgen y atestiguado notarialmente, ocurrió en el año de 1796.

En 1853, Pío IX declaró a Nuestra Señora de Suyapa Patrona de la República de Honduras y se eligió el 3 de febrero como el día de su fiesta.

En 1954, el tercer Arzobispo de Tegucigalpa, Monseñor José de la Cruz Turcios y Barahona, puso la primera piedra del que llegaría a convertirse en uno de los santuarios más grandes de Centro América, y que hoy conocemos como la Basílica de Suyapa, el hogar de la virgen de mirada angelical que refleja la nobleza de la raza indígena. Es morena, de rostro ovalado, mejillas redondeadas, y lacia cabellera. Sus diminutas manos están unidas en actitud de oración. El color original de su vestidura es rosa pálido, cubierto por un manto tachonado de estrellas doradas y cuidadosamente ornamentado.

Está enmarcada en un resplandor de plata formado por dos aros cerrados en forma de número ocho del que salen los rayos que rodean a la Virgen. El aro superior luce doce estrellas de plata y en este aniversario de su hallazgo ha sido renovado con nuevas adiciones de piedras y detalles a cargo de orfebre Manuel Aguirre.

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