Leyenda del cine, símbolo sexual, rebelde sin causa, James Dean fue eso y mucho más. Nació el 8 de febrero de 1931 en Marion, una zona rural de Indiana. El motor creativo de su carrera fue su madre, que murió en 1940 de cáncer cuando James apenas tenía nueve años. El nunca superaría esa pérdida.
Era apenas un adolescente cuando llegó a Los Angeles para estudiar Derecho y luego Arte Dramático. En 1952 se marchó a Broadway en busca de la gloria, que alcanzaría muy pronto, en 1955, cuando consiguió su primer protagónico en Al este del Edén.
Elia Kazan, director del filme, vió el potencial de Dean que comenzó su carrera haciendo anuncios de Pepsi y actuando en algunas obras de teatro. Con su primer protagónico James Dean logró seducir a Hollywood y su nombre y su imagen de chico malo pronto comenzó a llenar páginas de revistas.
Al este del Edén le siguieron casi de inmediato Rebelde sin causa y Gigante, filme que concluyó su grabación un día antes de que el joven actor de 24 años falleciera inesperadamente.
Esas tres películas llegaron al cine en un lapso de tan sólo un año y medio. Si bien fueron las producciones que cimentaron la fama de Dean, él ya había trabajado muchas veces ante las cámaras. Sin embargo, hasta ese momento sus papeles habían sido tan menores que a veces su nombre ni siquiera figuraba en los créditos del final. En televisión ya había aparecido unas treinta veces, una vez incluso junto a Ronald Reagan.
Dean saltó de inmediato al estrellato. Las series fotográficas que lo retratan con ojos rebeldes hicieron que fuese aún más deseado. Pero a pesar de tener dinero y estar siempre acompañado de hermosas mujeres, como Pier Angeli y Ursula Andress, daba la impresión de no ser feliz.
Inesperado adiós
En su contrato con Warner Brothers, Dean tenía prohibido participar en competiciones deportivas, especialmente carreras de coches, mientras estaba trabajando en un papel, por lo que tuvo que esperar al final de su última película, Gigante, para subirse a su Porshe y dirigirse hacia un evento automovilístico.
Los autos eran su afición desde que su padre adoptivo le había comprado una moto. Con el primer sueldo que obtuvo en Hollywood se compró un coche de carreras MG, luego un Porsche y luego otro. Con uno de ellos, el 'Spyder plateado', salió a la ruta 46 un 30 de septiembre de 1955 para llevarlo a Competition Motors para una puesta a punto. Allí se reunió con el fotógrafo Sanford Roth y su amigo actor Bill Hickman, su mecánico Rolf Wütherich pasó tres horas poniendo a punto el motor de alto rendimiento y un cinturón de seguridad en el asiento del conductor.
Mientras Dean conducía su Porsche a una velocidad moderada por la carretera, acompañado por su mecánico, se le acercó en el cruce 41-466 en la localidad de Cholame, California, un Ford a gran velocidad, conducido por un estudiante. Dean trató de esquivarlo, pero no pudo. Se rompió el cuello además de otras graves heridas en el choque, perdiendo la vida instantáneamente, a la edad de 24 años.
Rebelde sin causa y Gigante fueron estrenadas después de su muerte, al igual que una publicidad para la televisión que había filmado dos semanas antes del accidente. Irónicamente en ella instaba a los conductores a manejar con cuidado.