Para nadie conocedor de moda, es desconocido el hecho de que Christian Louboutin es el creador de zapatos con suelas rojas. Sin embargo, parece que YSL lo olvidó. El diseñador ha presentado una demanda ante un tribunal de Manhattan, en Nueva York, contra la casa de moda Yves Saint Laurent (YSL), perteneciente al grupo Gucci, por utilizar su idea y pintar también de rojo las suelas de los zapatos que fabrica. Y por la cantidad nada despreciable de un millón de dólares (algo menos 700.000 euros). Desde la maison del calzado argumentan que llevan pidiendo desde enero a YSL que retire los modelos que son parecidos a los suyos y están a la venta en tiendas de lujo de Nueva York como Barneys, Nordstrom o Saks Fifth Avenue.
La demanda de los abogados de Louboutin es clara: 'Los acusados utilizan unos zapatos que son prácticamente idénticos a la marca Suela roja del demandante, lo que puede causar y de hecho está causando confusión, errores y engaños entre el público comprador'. Desde el grupo Gucci no han querido hacer declaraciones. La casa de zapatos francesa asegura que Louboutin fue 'el primer diseñador en desarrollar la idea de poner suelas rojas a los modelos de mujer'. De hecho, la firma registró las famosas suelas rojas en EE UU en 2008.
La marca Louboutin se ha hecho famosa por sus cientos de diseños de moda y por sus clientas. Penélope Cruz, Sarah Jessica Parker, Reese Witherspoon o Victoria Beckham lucen sus zapatos. Para la primera dama francesa, Carla Bruni, incluso realiza modelos especiales con un tacón más bajo de los muchos centímetros a los que acostumbra. Tantos centímetros como euros, ya que sus diseños pueden superar los 2.500 euros. La fama del zapatero es tal que otras marcas ya colorean las suelas o las marcan con elementos característicos. La diseñadora de calzado de lujo Patricia Rosales, por ejemplo, adorna sus diseños con una perla.
La leyenda de 'Las suelas rojas' cuenta que allá por 1992, una de las secretarias de Christian Louboutin se estaba pintando las uñas con una laca roja de Chanel. Al zapatero francés se le encendió la luz y decidió pintar de rojo las suelas de todos sus zapatos. Buscaba llamar la atención y lo consiguió: todas las cabezas se giran en cuanto aparecen esas suelas rojas.