Es así que para el día inaugural del 45 presidente de los Estados Unidos, se rumora que su esposa, Melania Trump, podría vestirse de Ralph Lauren o Karl Lagerfeld, o quizás de ambos.
Ellos son de los pocos que se han mantenido al margen comentando sobre si vestirían o no a la nueva primera dama, luego que en noviembre pasado la diseñadora francesa con sede en New York, Sophie Theallet, dijera públicamente que "la retórica racista, sexista y xenófoba utilizada por la campaña presidencial de su marido son incompatibles con los valores compartidos que respetamos'.
A la manifestación de Theallet se sumaron otros diseñadores Marc Jacobs, Derek Lam, Phillip Lim y Christian Siriano, quienes dijeron no estar dispuestos a vestir a Melania, 'personalmente, prefiero dedicar mi energía a ayudar a aquellos que serán víctimas de Trump y de sus seguidores', dijo Marc Jacobs a la revista Women's Wear Daily.
Mientras tanto, otros como Carolina Herrera, Diane von Furstenberg y Tommy Hilfiger dijeron que sería un honor vestir a Melania, "cualquiera debería estar orgulloso de vestir a una primera dama y a la hija mayor de Trump, Ivanka, que a todas luces se prepara para asumir un rol de importancia en Washington", dijo Hilfiger.
A eso se sumó la opinión de Diane Von Furstenberg, "nuestro papel como parte de la industria de la moda es promover la belleza, la inclusividad y la diversidad".
A Melania nada de eso parece preocuparle pues ella puede adquirir el vestido que quiera, de ahí que no es extraño verla en Dolce & Gabbana, Valentino, Versace o Alexander McQueen. Esperaremos ansiosos conocer cuál será su elección para el esperado día, en el que de alguna manera, todos los ojos del mundo estarán puestos en ella.
Independientemente de su elección, tarde o temprano, el vestido que Melania use terminará igual en el Museo Nacional de Historia Estadounidense, tal como lo hicieron el diseño de Oleg Cassini para Jackie Kennedy como el vestido blanco de Jason Wu que Michelle Obama escogió para la investidura de esposo en 2009.