Por fin llegó el gran día para Zara Phillips y Mike Tindall. Tras meses de preparativos para que todo saliera a la perfección y tras la gran fiesta que vivieron anoche a bordo del yate real Britannia, la nieta de Isabel II y el reconocido jugador de rugby ya se juraron amor eterno en la iglesia de Canongate (Edimburgo) tras más de siete años de noviazgo.
El novio, visiblemente nervioso aunque muy sonriente, llegó a la iglesia mucho antes de lo que se esperaba, una hora y cuarto, acompañado por su padrino y compañero de equipo Iain Balshaw y su futuro cuñado Peter Phillips. Muy elegante con un chaqué hecho a medida oscuro, pantalones grises de raya diplomática, chaleco y corbata azul marino, Mike acababa con los rumores que apuntaban a que podría llevar la típica falda escocesa.
La boda de Zara Phillips fue sin duda muy diferente a la de su primo, el príncipe William, no sólo a nivel mediático, ya que no fue retransmitida en directo por televisión, sino porque vivió uno de sus días más especiales de una forma mucho más íntima y personal. La hija de la princesa Ana ha decidido casarse en la iglesia de Canongate de Edimburgo (Escocia), mucho más modesta que la histórica abadía de Westminster, sin embargo es una ciudad muy especial para Zara ya que la última boda real que se celebró en Escocia fue precisamente la de su madre en 1992 cuando dio el 'sí, quiero' a Tim Lawrence.
La radiante novia llegó a Canongate del brazo de su padre, el capitán Mark Phillips, tan sólo siete minutos después de las cuatro en punto de la tarde (hora escocesa). El diseñador encargado de realizar este espectacular vestido ha sido el británico Stewart Parvin, uno de los modistos preferidos de su abuela. 'Zara no quiere un vestido de Alta Costura como el que lució Catherine Middleton', aseguró hace unos días una fuente cercana a la hija de la princesa Ana, quien a pesar de elegir un vestido tradicional, quiso que también fuera moderno y elegante, ya que Parvin es el modisto más joven de los que trabajan habitualmente con la Casa Real.