Una refinada atmósfera envuelve cada rincón de los 600 metros de esta residencia construida hace cuatro años por el arquitecto Zacapa. Se trata de espacios amplios y luminosos, cargados de múltiples detalles emblemáticos de la cultura francesa. Piedra y maderas nobles se conjugan en la estructura de los ambientes donde cada elemento ha sido cuidadosamente pensado para evocar el más puro estilo country french. El buen gusto de sus propietarios se vislumbra desde el vestíbulo, hasta la terraza, donde impera el romanticismo de los clásicos estampados franceses de los toile de jouy, figuras de pájaros, flores frescas y la belleza de muebles con historia.
Detalles provenzales
La cocina destila todo el sabor de antaño y enfatiza el look country francés con su top de travertino beige, el diseño de sus ventanas y las típicas cacerolas de cobre que cuelgan sobre la isla.
Exquisitos toques provenzales se encuentran por doquier; como el lugar especial para los granos, en los gaveteros inferiores de la isla, un infaltable en toda buena cocina francesa.
Un escritorio de caoba se destaca con sus llamadores de acero en forma de tenedor. Sobre éste, un jarrón y un frutero de delicada porcelana con cherries.
Detalles únicos
La madera de caoba y cedro que predomina en todos los muebles de la casa, está presente en el comedor cuadrado rodeado por las sillas de tapiz verde musgo, diseñadas por la propietaria, e iluminado por un chandelier de hierro antiguo y cristales colgantes. Las ventanas francesas, con marco interior de caoba, permiten la entrada de la luz natural.
Piezas de arte y antigüedades adquiridas en múltiples viajes, y rodeadas por detalles que evidencian el amor por lo natural de los propietarios, realzan el estilo country french de esta residencia.
Piezas de colección
El color negro de la cama se enfatiza con la ropa que la viste, un típico toile francés con motivos campestres. La nota de romanticismo la aporta la pieza tallada en madera natural colocada sobre el cabecero.
En la habitación principal destaca un biombo negro y beige estilo George III. Sobre la mesa, una pequeña maleta que data del siglo pasado y en la que se colocaron artículos de baño y jabones artesanales.
Un escritorio Louis XV y una silla con más de un siglo de antigüedad, que la dueña de casa adquirió en Vermont, cobran protagonismo en la habitación principal.
Una colección de libros de historia y decoración francesa, un minibouquet de flores naturales y una lámpara con base dorada son parte de los elementos decorativos de la mesa de noche.
Toque personal
Como en todo buen hogar francés, el vino no puede estar ausente: estos detalles en el bar hablan por sí mismos.
El lugar favorito para los habitantes de la casa, es sin duda alguna el desayunador, con una maravillosa vista hacia el jardín por medio de ventanales altos. Sobre la mesa circular no pueden faltar las flores recién cortadas. En la pared, un mural pintado por Luis Alvarado en tonos claros es el contraste ideal con las sillas francesas, forradas con un toile de rosas.