Stephanie Anne: la escritora hondureña que escribió su novela en tres semanas y conquista con su poemario A Poppy Rose.

Este año viví una experiencia que jamás imaginé posible: escribí una novela de 334 páginas en tan solo tres semanas. Sí, leíste bien.... ¡tres semanas! Aunque suene intenso —y lo fue— descubrí que, con el enfoque adecuado, la inspiración correcta y una organización mínima, cualquiera puede hacerlo. Hoy quiero compartirte exactamente cómo lo logré y así inspirarte a que tú también des el paso.

Antes de escribir una sola palabra, necesitaba apreciar a mis personajes como si fueran reales. Si quería que el lector los percibiera vivos, primero tenía que sentirlos como mis amigos cercanos. Así nació mi tablero de inspiración y lo iba llenando a medida que mis protagonistas cobraban aspectos únicos e individuales que definían su personalidad.

Me cuestioné: ¿Cómo se vestirían? ¿Cómo lucirían? ¿Qué perfume usarán? Al visualizar estos detalles, sus penas y sus reacciones, mis personajes empezaron a cobrar vida. Ya no eran nombres en un papel: tenían estilo, sus propios gustos, energía.... y cuando eso ocurrió, llegó mi siguiente paso.

Una vez que pude imaginarlos, me imaginé qué música escucharía cada uno. ¿Qué canciones los describirían? ¿Qué género representaría mejor su personalidad y calmaría su alma?

Así que terminé creando playlists para cada uno. Esto se convirtió en una herramienta creativa invaluable: cuando escribía escenas desde el punto de vista de cierto personaje, escuchaba su playlist para entrar en su mente. La música me hacía sentir sus emociones y me ayudaba a escribir con mayor fluidez, pasión y autenticidad.

Con los personajes vivos y musicalizados, ahora era necesaria una guía. No un plan rígido, sino un camino. Abrí un documento en blanco y comencé a titular: Capítulo 1, Capítulo 2, Capítulo 3, y así.

Algunas descripciones de los capítulos eran simplemente una sola oración, la idea básica; otras eran de tres párrafos. No importaba. Lo que buscaba era tener una dirección general y comenzar a desarrollar una brújula creativa. Ese contorno fue suficiente para avanzar sin perderme, pero ofreciéndome flexibilidad para dejar espacio a la inspiración espontánea, ya que, a veces, la inspiración llega cuando menos la esperas

Con todo preparado, lo único que quedaba era escribir... y lo hice disfrutando cada momento. Me sumergí por completo en el mundo que yo misma había creado, conviviendo con mis personajes como si fueran parte de mi vida diaria. Hubo días intensos, días ligeros y días de completa inmersión. Pero cada palabra valió la pena.

Con cada oración que brotaba de mi pluma, sentía un fuego encenderse dentro de mí. Después de tanto tiempo soñando con escribir mi novela, finalmente veía cómo las ideas abstractas en mi mente tomaban forma con palabras. En ese instante, no existía sensación más pura ni más intensa.

Escribir un libro en tres semanas requiere pasión, enfoque y sobre todo dejarse llevar. Si yo pude lograrlo, ¡tú también puedes! Solo necesitas crear tu propio mundo, escuchar a tus personajes con corazón abierto, darles estructura y, sobre todo, entregarte al placer de escribir, disfrutando cada instante del viaje creativo. Porque al final, escribir no es solo terminar un libro, es vivir dentro de la historia a la que estás dando vida.

Esta semana tuve el gran gusto de leer A Poppy Rose., el poemario debut de Stephanie Anne, una autora hondureña cuya voz poética ha capturado nuestra atención en Estilo desde hace tiempo. En estas páginas, Stephanie despliega una sensibilidad profunda y un dominio sorprendente del lenguaje, ya que el inglés es su segundo idioma, especialmente en la manera en que utiliza metáforas para expresar su ansiedad.

Cada imagen que crea entre sus varios poemas, nos permite entrar en su mundo interior con una claridad íntima, compartiendo sus secretos y batallas silenciosas. Gracias a estas metáforas tan precisas y humanas, logra que la ansiedad, esa experiencia a menudo difícil de explicar, se vuelva comprensible y compartida; se siente casi como si ella nos tomará de la mano y nos dijera: esto también se puede nombrar, esto también se puede sentir sin miedo.

Los poemas de A Poppy Rose. están llenos de vida. Hay versos que brotan como si estuvieran respirando, impulsándonos a seguir nuestros propios sueños, recordándonos la importancia de honrar lo que nos mueve por dentro. Stephanie escribe desde la fragilidad, pero también desde la fortaleza que nace de reconocerse, de mirarse con honestidad, de apostarle al futuro aun cuando la incertidumbre pesa. Leerla es sentir una chispa, un empuje suave pero constante hacia la esperanza.

Al avanzar por sus poemas, tuve la sensación de acompañar a Stephanie Anne en su propia evolución. Es como si entre cada línea pudiéramos ver a aquella niña que soñaba con ser escritora y vivir en Londres: una niña que plasmaba sus deseos con palabras tímidas, pero llenas de determinación; una niña que hoy, convertida en mujer, cumple aquello que alguna vez se atrevió apenas a imaginar. A Poppy Rose. no sólo es un poemario: es un testimonio de crecimiento, de valentía y de fidelidad a uno mismo.

Es un orgullo para Honduras tener una autora tan poética, tan auténtica, y tan transparente en sus emociones. Stephanie Anne escribe con una sinceridad que se agradece, sin artificios, sin máscaras. Lo que ofrece es su verdad, y la convierte en arte con una sensibilidad que marca. A Poppy Rose. es una lectura que se queda con uno, que acompaña, que invita a volver a sus páginas para recordar que los sueños, cuando se nombran y se trabajan, florecen.

En definitiva, este poemario es un debut brillante y profundamente conmovedor, una obra que reafirma el talento literario hondureño y que augura un camino poético lleno de luz para Stephanie Anne. Hace unos meses tuve la oportunidad de conversar con Stephanie sobre sus futuros proyectos, y me compartió un poco más acerca de lo que está desarrollando. Me emociona enormemente seguir viendo cómo continúa creciendo como autora.

Si están interesados en leer su libro, pueden encontrarlo en formato digital en Amazon y iBooks. En Honduras, también está disponible de manera física en la tienda de MetroMedia