Quizás pueda parecer una tontería, pero a veces se hace especialmente difícil distinguir cuándo nuestro cuerpo envía señales de hambre o sed.
Es normal en personas obesas, que han desoído las necesidades reales de su propio organismo, ignorando las sensaciones de hambre y saciedad, que tengan problemas para identificar correctamente cuándo el cuerpo le pide agua o alimento.
Si a esto le unimos que el mecanismo de la sed es tan débil que frecuentemente el 37 por ciento de los seres humanos lo confunde con hambre, tenemos una combinación apropiada para comer de más en momentos en que nuestro organismo no necesita un aporte calórico.
Es normal en personas obesas, que han desoído las necesidades reales de su propio organismo, ignorando las sensaciones de hambre y saciedad, que tengan problemas para identificar correctamente cuándo el cuerpo le pide agua o alimento.
Si a esto le unimos que el mecanismo de la sed es tan débil que frecuentemente el 37 por ciento de los seres humanos lo confunde con hambre, tenemos una combinación apropiada para comer de más en momentos en que nuestro organismo no necesita un aporte calórico.
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