Cuando uno oye “14 nominaciones” levanta la ceja, y piensa: hay que verla. Yo fui, y no me impresionó, aunque sé que hay más de uno que salió del cine bailando y llorando. He visto mejores bailarines, he escuchado mejores bandas sonoras, pero me entretuve y antes de que me tiren tomates, estas son las conclusiones del amor y el odio que genera la película más esperada de 2016, que vemos apenas al filo de la ceremonia de los Oscar.
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¿POR QUÉ SÍ LA AMAMOS? 1. La música – particularmente la participación de John Legend, con su Start a fire – creo que es un soundtrack que querrás escuchar-.
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2. Vestuario: el estilo súper femenino y delicado de Mia: vestidos, colores, sencillez y buen gusto. Es un punto a favor, y no hay duda, creará tendencia.
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3. El mensaje: no renunciar a los sueños por imposibles que parezcan. Siempre es bueno que el cine te recuerde eso.
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4. Ryan Gosling: yo ni era fan, y terminé con la boca abierta. Que el cuerpazo, que el talento, que la interpretación. No es ningún Pacino, pero está muy bien.
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5. Cinematografía, refrescante, el ojo te agradecerá la frescura, hay que verla en pantalla grandota, no esperés a verla en la tele ni en la computadora
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¿POR QUÉ NO NOS IMPRESIONA?
1. Momentos cursi. Hubo momentos muy “bla bla Land”, los diálogos no son así como muy elaborados. A ratos se pasa de cursi, casi casi rayando en Titanic.
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2. Faltó talento. Emma Stone es bonita, pero cansa que el director se apoye en esos ojazos y ya. Me faltó mucha actriz, me sobraron primeros planos.
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3. No es un musical de altura. Bonito que se inspire en musicales, pero esto no es Cabaret, esto jamás es Chicago, esto no se le parece a Singin in the rain. Y si no los has visto, vale la pena que los veas para que entiendas por qué no es para tanto.
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4. Predecible: de principio a fin, es casi infantil. Pudo haber sido Disney.
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5. No estamos seguros que valga tantas nominaciones. Al lado de guiones y personajes tan contundentes como Lion, Fences o Hidden figures, es muy desproporcionado tener 14 nominaciones con un argumento tan flojito. Veremos qué piensa la academia al final.
Lo cierto es que para amarla u odiarla hay que verla.