La princesa de Mónaco mantenía una estrechísima relación con Karl Lagerfeld de quien lució numerosos y exclusivos vestidos en infinidad de ocasiones, sin embargo, no fueron los vestuarios que Karl le confeccionaba a la princesa lo que destacaba entre ellos, sino su grandiosa amistad.
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Su amistad lo fue todo. Carolina para Karl era lo que él pensaba debía de ser una mujer, elegante pero atrevida, auténtica pero sin olvidarse de la tradición, entonces los unió un vinculo muy autentico que duró casi cinco décadas.
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Esta relación se remonta a los años ochenta, cuando Lagerfeld, que ya llevaba casi dos décadas al frente de la casa Fendi y se colocó como cabeza visible de Chanel.
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El diseñador hizo de ella su musa y la Princesa lució en numerosas ocasiones piezas exclusivas hechas a medida que, a día de hoy, bien podrían exponerse en un museo.
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Estos vestidos los lució en célebres eventos como los Bailes de la Rosa o las Fiestas de la Cruz Roja y muchas ocasiones el mismo Karl fue quien acompañó a la princesa en estos eventos
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Pero no solo se trataba de eso. La Princesa también solía cumplir y deleitarse con las propuestas de su amigo en las Semanas de la Moda, simpre estaba en primera fila acompañandolo en todo momento y dandole mucho apoyo.
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Una de las pasiones del diseñador alemán era la fotografía así que ninguna persona querida a él se salvó de posar para su lente. Por supuesto Carolina y su familia lo hacían encantados para Karl.
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Gracias a los diseños de Karl, fue que Carolina consiguió por muchos años ser una de las mujeres más elegantes del mundo. Ahora es una de las personas que más lamenta la pérdida de su amigo, pero estamos seguros que en su corazón llevará todos esos años de amistad.