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Moda

Recordando a un genio

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Hace un año, las pasarelas perdieron al más brillante, arrollador y talentoso diseñador de la moda contemporánea, que hoy, se encontraría cumpliendo 42 años de vida.

05/mar 2011

Brillante, rebelde, excéntrico, talentoso, provocador, dramático, excesivo…él fue eso, y mucho más. Y es que la nueva generación de diseñadores tuvo en Alexander Mc Queen a su mayor representante, un genio, a veces incomprendido, que supo llevar la moda a la categoría de arte. Un día como hoy, Alexander estaría cumpliendo 42 años. Sin embargo, desafortunadamente, su talento se apagó antes de tiempo, justo el 11 de febrero de 2010, cuando fue encontrado ahorcado en un armario en su apartamento en Green Street en Londres. Tenía apenas 40 años y pronto, las autoridades catalogaron el hecho como un suicidio. Aunque aún no se conocieron las verdaderas razones que lo llevaron a quitarse la vida, lo cierto es que sufría una severa depresión por la muerte de su madre, sucedida una semana antes de su suicidio, y que coincidía además con el tercer aniversario del suicidio de su íntima amiga, Isabella Blow, quien le ayudó a alcanzar la fama. Al día siguiente de la muerte de su madre, Joyce, el diseñador informó de ello a sus amigos y seguidores a través de Twitter. En su página publicó varios mensajes que reflejaban los vaivenes de su estado de ánimo y una cierta inestabilidad emocional. "Del paraíso al infierno y vuelta otra vez, la vida es curiosa, la belleza puede venir de los lugares más extraños e incluso de los más repugnantes", escribió el 1 de febrero, diez días antes de su inesperada partida.

CAMINO A LA FAMA
Hace algunos años, el diseñador que cambió radicalmente el concepto de la moda británica contemporánea, a la que revivió inesperadamente, fue consultado si le preocupaba que su obra perdurara aún después de su muerte, a lo que él contestó sin titubear, "si Alexander McQueen ha cambiado el concepto de moda que se tenía en 2000, entonces es que he hecho mi trabajo. Y ya está bien, es más que suficiente. Las marcas deberían morir con el creador que les da nombre y dejar sitio a las nuevas generaciones". Hoy, esa frase cobra verdadero sentido cuando el fashion world llora la pérdida del enfant terrible, que marcó una huella indeleble en la pasarela y en efecto, cumplió su trabajo, al cambiar el concepto de la moda actual. La sastrería, que junto al corté al bies manejó con verdadera maestría, fueron dos sólidas bases con las que construyó su universo creativo. El decidió bajar el talle a los pantalones, fue promotor de los estampados multicolores y prendas audaces de cortes angulares y agresivos, al estilo de Christian Dior y Thierry Mugler, reinterpretó el tartán escocés y diseñó extravagantes plataformas futuristas, las favoritas de Rihanna, y sus más recientes armadillos, los zapatos que inmortalizó Lady GaGa en su vídeo de Bad Romance. Pero su historia no fue siempre de éxito, elogios y reconocimientos, al contrario. Hijo de un taxista londinense y procedente del mismo corazón de la working class inglesa, era el menor de seis hermanos. Desde que era un adolescente abandonó la escuela y a los 16 años comenzó a prepararse en lo que siempre había soñado: crear moda. Lee Alexander McQueen, como se llamaba en realidad, consiguió enseguida un empleo de aprendiz en una sastrería de Savile Row, la gran calle londinense de la moda masculina. Aprendió el oficio en Anderson & Sheppard, entre cuyos clientes de se encontraban entonces el príncipe de Gales y Mijaíl Gorbachov. A los 20 años se fue a Japón a trabajar con el diseñador Koji Tastuno y luego a Milán, donde fue asistente de Romeo Giglis. En 1994 volvió a Londres y su brillante trabajo le permitió acceder a la prestigiosa escuela Central Saint Martins College. La colección que diseñó para su trabajo de graduación deslumbró a la excéntrica aristócrata Isabella Blow, famosa cazatalentos, que le compró todas las prendas, le lanzó a la fama y bautizó como el enfant terrible de la moda británica.

CHICO REBELDE

Conocido en sus comienzos como el hooligan de la moda inglesa por su pelo rapado y sus botas de estilo militar, McQueen se caracterizaba desde ya por la extravagancia de sus diseños y presentaciones. En octubre de 1996, con apenas 27 años, fue nombrado diseñador jefe de la marca francesa Givenchy, sucediendo a John Galliano. Y no defraudó. A partir de su debut, de lo que se habló fue de su talento. Brillante, inmenso, arrollador y contemporáneo; con una capacidad enorme no sólo de seducir con la moda, sino también de emocionar. Sus modelos, entre las que figuran Naomi Campbell y Kate Moss, siempre aparecieron como diosas, desfilaron sobre agua, en un carrusel inquietante, en un inmenso ajedrez o en un ficticio polideportivo. En Givenchy soñó con mujeres-unicornio, de ecos míticos, entre otras "locuras".

Luego huyó de su relación con el grupo LVMH, porque en sus palabras, limitaba su creatividad, y en 2000 fue seducido por el grupo rival, Gucci/PPR, para formar su propia marca. Ahí dio rienda suelta a su espíritu trasgresor al tiempo con el que trató de construir un negocio rentable, a base de perfumes, tiendas propias y líneas accesibles, como McQ. Pronto, sus shows se convirtieron en cita ineludible, con un concepto teatral de la puesta en escena, muy a la inglesa, en el que lo imposible
se hacía posible y en el que el público recibía, en el poco más de un cuarto de hora que dura el desfile, los mismos estímulos visuales que en una ópera.

Pero esa estrella se apagó, semanas antes del London Fashion Week, que el años pasado, tras su muerte, rindió tributo al diseñador a través de un panel con 40 pantallas táctiles, en cada una de las cuales se pudieron ver imágenes de sus colecciones. Además, tal como estaba previsto, el show de su última colección, correspondiente al otoño-invierno 2009-2010, se realizó en la Semana de la Moda de París del año pasado. Así lo anunció Francois-Henri Pinault, presidente del Gucci Group/ PPR, a la que McQueen cedió el 51 por ciento de su firma. Pinault declaró también que la marca del diseñador se mantendrá vigente, "es el más bello homenaje que se le puede rendir".

A pesar de ello, el vacío que Alexander McQueen dejó en las pasarelas no podrá llenarse jamás, sus colecciones, llenas de ingenio y dramatismo, serán parte de la historia y recordarán a su autor como el más grande creador de su generación, un genio a veces provocador, un visionario, un vanguardista, único, irrepetible.

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