La historia de Daniela y Ricardo comenzó por pura casualidad. Se conocieron a través de amigos en común en una divertida fiesta. Tras este primer encuentro, empezaron a verse más a menudo hasta llegar a convertirse novios. Con el tiempo llegó ese gran día: la propuesta de amor que los llevó al altar de la Basílica de Suyapa a cumplir su promesa de amor.
Y ese día comenzó de la mejor forma posible para una enamorada novia, quien lució un delicado vestido corte sirena, con un escote corazón profundo y con una hermosa caída y lo complemento como dicta la tradición: algo prestado, el rosario; algo regalado, los aretes, y algo azul, un anillo de zafiro.
Tomada del brazo de su orgulloso progenitor, Juan Carlos Ibarra, caminó hacia el altar en donde a su enamorado novio, Ricardo Figueroa Clare, se le iluminaban los ojos al ver cómo en un par de minutos iban a sellar esa unión ante los ojos de Dios.
Fue el padre Wilson quien los declaró marido y mujer ante la presencia de sus padres, Juan Carlos Ibarra y Ettna López, y Ricardo Figueroa y Tatiana Clare Vega, sus padrinos, Jacobo y María Eugenia Palma, Ramiro Figueroa y Rosibel Bustillo, así como familiares y amigos.
Después de la homilía los novios se desplazaron en un antiguo automóvil a la Hacienda el Trapiche, donde la wedding planner Fabiola Matamoros se encargó de cumplir todos los deseos de los novios y llenar de color, armonía, romanticismo y elegancia cada uno de los rincones.
La fiesta inició con un brindis de honor por los padres, donde todos levantaron sus copas para brindar por los novios. Fue animada por DJ Dub y un divertido carnaval mexicano a cargo de Chepe Show donde todos disfrutaron de principio a fin.
