GRUPO OPSA:
Heroína moderna

Munda Abedrabbo y su cruzada rosa

Por

Aunque siempre está sonriente y llena de energía, la vida no siempre fue color de rosa para Rosemonde Abedrabbo, voluntaria activa de Funhocam. Armada de valor enfrentó una batalla personal contra el cáncer de mama. Felizmente sobrevivió y convirtió la prevención de esa enfermedad en una causa por la que lucharía incansable.

19/oct 2022

Mientras escribo esta nota, Rosemonde Abedrabbo está junto a un grupo de voluntarias en una brigada médica en el Parque Central de Tegucigalpa promoviendo la campaña “Tu Lucha es mi Lucha”, de la Fundación Hondureña Contra el Cáncer de Mama, Funhocam. Esa es apenas una de la larga lista de actividades en su agenda del mes.

Activa y siempre sonriente, cada octubre Rosemonde se multiplica para participar en decenas de eventos vinculados a la causa; la vemos en caminatas, donaciones, campañas médicas, charlas, testimonios y en cualquier espacio que le permita llevar el mensaje preventivo de Funhocam.

Pero la lucha de Munda, como todos la llamamos cariñosamente, no dura únicamente un mes, al contrario, pasa la mayoría de sus días practicando el voluntariado, procurando que más mujeres de escasos recursos tengan la oportunidad de practicarse una mamografía que podría salvar sus vidas. Sabe, por experiencia propia, que la detección temprana de esta enfermedad es un factor clave para la supervivencia.

Munda Abedrabbo y su cruzada rosa

Su experiencia con el cáncer de mama va más allá de su relación con aquellas mujeres a las que beneficia la fundación. Munda es una sobreviviente. Conoce la enfermedad de frente, sabe lo que se siente desde que recibes el diagnóstico hasta que pareces perder las fuerzas a causa de una quimioterapia. Luchó como una guerrera, con el escudo de la fe y la esperanza. Y ganó.

Tenía 46 años cuando comenzó a transitar por ese desierto que solo los que han peleado por su vida conocen. “Me encontré una pelotita en la axila izquierda y pensé que tenía un ganglio inflamado, acudí a la doctora para que me revisara, me hizo la mamografía y ultrasonido y el resultado fue cáncer de mama positivo III/ IV avanzado y agresivo”, recuerda.

Nunca imaginó que ella sería una de cada ocho de esas mujeres que reciben un diagnóstico de cáncer de mama. Estaba en total plenitud, con muchos planes y con una hermosa familia por quien luchar, “me descontrolé, me dieron una pastilla para tranquilizarme, sentía que la vida se terminaba... mis hijas pequeñas, mi matrimonio”. Hay que haber estado en sus zapatos para entender la angustia de ese momento en que el futuro se vuelve incierto, gris.

Munda Abedrabbo junto a voluntarias de Funhocam y Blanca Bendeck, editor-in-chief de ESTILO y Valeria Ríos, Vice Presidenta de Mercadeo de BAC, durante la edición 2018 de Pink Party

Los días y decisiones siguientes apenas si puede recordarlas. Todo sucedió de repente, como en un laberinto que parecía no tener salida. Sin tiempo para asimilar lo que realmente pasaba, comenzó un proceso que duraría más de lo que esperaba. Era 2006, el año que marcaría su transformación, “empecé con un tratamiento fuerte de quimioterapias, radiaciones y cirugías. Todo cambió pero hoy puedo decir que la enfermedad me enseñó muchas cosas”.

Días bien, días mal. Terapias, nuevos tratamientos, efectos secundarios, pequeños triunfos, recaídas, ánimo, desilusión, aprendizaje... el cuerpo y las emociones de Munda reclamaban lo que estaba pasando. El cáncer era su enemigo y estaba ahí, acechando, sembrando miedo, pero las ganas de vivir eran más fuertes y con el apoyo de su familia y de tanta gente querida ella resistió estoica cada batalla.

Pero valió la pena. En 2014 Munda recibió su diploma de sobreviviente. Habían pasado 8 años desde aquel primer diagnóstico y la esperanza brillaba de nuevo en su horizonte. Agradecida, decidió hacer valer cada minuto que la vida le regalaba y se sumó a una hermosa cruzada rosa junto a sobrevivientes como ella que confirman en equipo de voluntariado de Funhocam.

Munda recibiendo uno donativo de BAC y Estilo recaudado durante una edición de Pink Party

La energía y el entusiasmo de Munda son contagiosos. Con la misma fuerza que ella se aferró a la vida, inspira a otras a cuidar y a luchar por las de ellas. A lo largo de su cruzada en Funhocam se ha dedicado a la tarea de llevar el mensaje de prevención a donde quiera que vaya, enfatizando en la importancia de la detección temprana y ayudando junto a un grupo de voluntarias a aquellas mujeres de escasos recursos que se enfrentan a un diagnóstico de cáncer de mama.

Así Rosemonde se convirtió en una de las heroínas de capa rosa que cumplen la misión de ayudar a las mujeres, a tratar de que reduzcan las cifras de muerte por esta enfermedad a través de una detección temprana.

Munda Abedrabbo y su cruzada rosa

¿Cómo podemos sumarnos a su causa? Existen muchas maneras. Si eres mujer, la primera de ellas es cuidándote y siguiendo los consejos básicos de los expertos: practicar ejercicio al menos 30 minutos diariamente, mantener un peso adecuado, evitar el cigarro y el alcohol, realizar una auto-exploración mamaria mensual a partir de los 20 años, de preferencia al quinto día de la menstruación y practicarte una mamografía anual a partir de los 40 años.

También puedes unirte a la causa de Funhocam participando en las diferentes actividades que realizan estos días para lograr que centenares de mujeres hondureñas de escasos recuerdos puedan practicarse una mamografía. Ingresa a sus redes sociales y entérate de qué forma puedes apoyar.

categorías